El presidente del país Gotabaya Rajapaksa aún no presentó su dimisión formal, pero anunció que lo haría pasado mañana miércoles 13 de julio, de acuerdo con los medios locales.
También, el primer ministro, Ranil Wickremesinghe, dijo que daría un paso al costado cuando se forme un nuevo gobierno.
Cuando se reciba la dimisión de Rajapaksa el miércoles, el Parlamento se reunirá el 15 de julio para anunciar la vacante y volvería a citarse el 19 de julio para aceptar las candidaturas para el puesto presidencial, dijo Abeywardena.
El 20 de julio se celebraría una votación parlamentaria para elegir al nuevo gobernante, indicó el portal Daily Mirror.
Rajapaksa aceptó plegarse a la petición de los líderes de los partidos políticos de dimitir tras el levantamiento popular ocurrido el sábado.
Según la Constitución de Sri Lanka, si tanto el presidente como el primer ministro dimiten, entonces el titular de la Cámara de Representantes actuaría como mandatario en funciones durante un máximo de 30 días.
El Parlamento elegirá un nuevo presidente en un plazo de 30 días entre uno de sus miembros, que ocupará el cargo durante los dos años restantes del actual mandato presidencial.
Rajapaksa había nombrado a Wickremesinghe como primer ministro en mayo, después que su hermano mayor, Mahinda Rajapaksa, se vió obligado a dimitir en medio de la creciente presión popular sobre el gobierno por la mala gestión de la economía.
El sábado, el país insular, falto de liquidez, alimentos, medicinas y combustible, vivió una jornada tumultuosa cuando los manifestantes irrumpieron en la residencia oficial de Rajapaksa en Colombo.
Unas 100 mil personas se concentraron ante la residencia oficial del presidente del país, exigiendo su renuncia al cargo.
La televisión de Sri Lanka y las redes sociales mostraron imágenes de los manifestantes entrando en la oficina y la casa de Rajapaksa en Colombo, la capital comercial del país, tras romper los cordones de seguridad de la policía.
Incluso fue incendiada la residencia del primer ministro Ranil Wickremesinghe en un barrio acomodado de la capital.
Sri Lanka, un país de 22 millones de habitantes, se encuentra bajo la peor crisis económica en siete décadas, con millones de personas en apuros para comprar alimentos, medicinas, combustible y otros artículos de primera necesidad.
Una multitud se lanzó a la calle desde hace tres meses, pidiendo la renuncia del gobierno, acusado de mala gestión económica.
El país, con una aguda crisis de divisas, suspendió el pago de casi siete mil millones de dólares de la deuda externa que vencía este año, de 25 mil millones de dólares que vencen hasta 2026 y en total, la deuda externa de Sri Lanka asciende a 51 mil millones de dólares.
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