El meteorólogo Simone Abelli reporta en ese informe que los registros extremos caracterizaron a junio de 2022 con un 41 por ciento menos de precipitaciones y 3,4 grados centígrados de temperatura por encima del promedio para esa etapa del año.
Abelli señala que el calor duró la mayor parte del mes, en forma de dos olas distintas, la primera durante la primera semana, con registros de altas temperaturas como los 40,3 grados centígrados reportados en Algher, ciudad de la costa noroeste de Cerdeña.
El meteorólogo precisa que la segunda ola de calor, del 13 de junio hasta principios de julio, fue más intensa y duradera, con nuevos registros históricos para esa etapa, como los 41 grados centígrados en Florencia; 40,3 en Viterbo; 40,0 en Roma; 39,0 en Perugia y Latina; 38,9 en Arezzo y 38,4 grados en Frosinone.
En cuanto a la sequía, se observó un déficit de precipitaciones considerable que fue de un 59 por ciento menos en el Noroeste, al 44 por ciento menos en el Nordeste, el 51 por ciento en el Centro e incluso un 73 por ciento menos en Sicilia y el 93 por ciento en Cerdeña.
Esta falta crónica de precipitaciones, apunta el experto, provocó problemas de abastecimiento de agua y equilibrio de los ecosistemas, que se acentuó no sólo por la afectación de la vegetación, sino también por la reducción del caudal de muchos ríos.
A modo de ejemplo, Abelli se refirió al río Po, uno de los más importantes del país, que registró un flujo de 161 metros cúbicos por segundo, muy inferior a su media de mil 500 metros cúbicos para ese mes, según el cómputo de los primeros veinte años de la década del 2000.
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