De acuerdo con la nota divulgada este martes, con la implementación de esta iniciativa se busca “proteger el valor real de los activos netos de la Santa Sede, generando un rendimiento suficiente para contribuir de manera sostenible a la financiación de sus actividades”.
Se velará además porque esa política esté “alineada con las enseñanzas de la Iglesia Católica, con exclusiones específicas de inversiones financieras que contradicen sus principios fundamentales, como la santidad de la vida o la dignidad del ser humano o el bien común”.
Indica que se “pretende asegurar que las inversiones estén dirigidas a contribuir a un mundo más justo y sostenible” y a tal fin tendrán “carácter productivo, excluyendo las de carácter especulativo”.
En tal sentido, se guiarán “por el principio de que la elección de invertir en un lugar y no en otro, en un sector productivo en lugar de en otro, es siempre una elección moral y cultural”.
La Administración del Patrimonio de la Sede Apostólica (APSA), como institución administradora de los bienes, constituirá un fondo único al que fluirán las inversiones en diversos instrumentos financieros, con una cuenta para cada institución.
Previamente, el 7 de junio último, la Santa Sede dio a conocer la institución del nuevo Comité de Inversiones del Vaticano, responsable de “garantizar el carácter ético de esas operaciones financieras según la doctrina social de la Iglesia y, al mismo tiempo, su rentabilidad, adecuación y riesgo”.
Ese comité debe realizar a través de la APSA, consultas para la aplicación de la estrategia de inversión y evaluará la idoneidad de las opciones, sobre la base de “los parámetros de rentabilidad y riesgo” según la nueva política.
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