El exministro de Hacienda y la canciller del Reino Unido quedaron finalistas en las votaciones eliminatorias celebradas por la bancada tory, y ahora intentan ganarse el apoyo de toda la membresía del partido.
Los 180 mil afiliados, quienes representan el 0,03 por ciento del electorado británico, serán los encargados de escoger, mediante el voto postal, al nuevo líder de la organización, cuyo nombre se conocerá el 5 de septiembre.
En sendos artículos publicados en la prensa británica este jueves, Sunak y Truss expusieron sus planes de gobierno, con especial énfasis en las políticas económicas y fiscales que aplicaría cada uno para tratar de aliviar la crisis del costo de la vida.
El extitular de Hacienda, quien desde su puesto en el Gobierno rubricó la impopular subida de impuestos aplicada meses atrás, ahora promete una serie de reformas similares a las impuestas por Margaret Thatcher en la década de los 80 del siglo pasado para alentar, dijo, el crecimiento económico y la prosperidad en todo el país.
Soy thatcherista, compito como thatcherista y gobernaría como thatcherista, aseveró Sunak en el Daily Telegraph.
La comparación con la otrora Dama de Hierro podría interpretarse como un intento de borrar las acusaciones de “socialista” que le endilgó un diputado conservador, por subir los impuestos y luego anunciar paquetes de ayuda económica para los contribuyentes.
Truss, por su parte, aseguró en el Daily Mail que de llegar al número 10 de la calle Downing, revertiría el alza impositiva a las contribuciones a la seguridad social, eliminaría el gravamen ambientalista en las facturas de electricidad y elaboraría un presupuesto de emergencia para enfrentar la crisis del costo de la vida.
Cada uno se promociona, a su vez, como el único candidato conservador capaz de vencer al líder del Partido Laborista, Keir Starmer, en las elecciones generales previstas para 2024.
Sunak, quien era considerado una figura cercana a Johnson hasta que su renuncia al gabinete precipitó la caída del gobernante 7 de julio pasado, tendrá también que vencer la reticencia de algunos correligionarios que lo consideran un traidor, sobre todo después de revelarse que tenía preparada su campaña desde enero pasado.
Truss, por su parte, se mantuvo fiel al defenestrado primer ministro, pero esa fidelidad podría costarle caro, dada la crisis de credibilidad que afecta al Partido Conservador como resultado de un mandato plagado de escándalos.
En declaraciones a Sky News, el diputado laborista Steve Reed aseguró que la idea de que Liz Truss y Rishi Sunak puedan representar algún tipo de “borrón y cuenta nueva” para el Reino Unido carece de fundamento, ya que ambos, dijo, fueron cómplices del devastador gobierno de Johnson.
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