Tras la conclusión de la primera etapa de extinción de las llamas, informes elaborados por los Ministerios del Interior, Economía, Obras Públicas y Medio Ambiente indicaron un alto riesgo de caída de partes del lado norte de los gigantes silos, que perpetúan en la memoria de los libaneses la explosión de agosto de 2020.
El primer ministro designado Najib Miqati instruyó a los organismos correspondientes a vigilar los vertederos y facilitar las labores de los trabajadores o miembros de la Defensa Civil y del cuerpo de bomberos a fin de preservar la seguridad del lugar y no exponer vidas humanas.
Según la cuenta de Twitter del gabinete interino, el incendio de los días recientes que alarmó a la población por las elevadas columnas de humo ocurrió por la propagación del fuego a los cables eléctricos en las afueras de los graneros.
El principal factor de las quemas responde a la combustión espontánea a consecuencia de factores climáticos de alrededor de 800 toneladas de granos, donde la temperatura del cereal alcanza más de 95 grados centígrados como resultado de la fermentación.
Las autoridades advirtieron contra el uso de agua para apagar las llamas, pues agrava la situación y aumenta los procesos de fermentación y quema.
A través de un comunicado, la Defensa Civil notificó la conclusión de la etapa de enfriamiento, a la vez que detalló que el descenso de la temperatura incidió en la proliferación del fuego y evalúa las condiciones ambientales en las cercanías de los silos antes de pasar a la segunda fase.
Reportes locales reseñaron que durante el último período los graneros de trigo en el puerto de Beirut fueron testigos de varios incendios que exigían la presencia de los bomberos para minimizar los daños y apagar el fuego.
De acuerdo a testigos, los gigantes silos minimizaron la onda expansiva de la explosión de hace dos años y constituyen la única estructura que quedó parcialmente en pie como un símbolo de la tragedia visible desde buena parte de la capital libanesa.
El 4 de agosto de 2020 una explosión de enormes proporciones acentúo la peor crisis económica y financiera de Líbano, como consecuencia de la ignición de dos mil 375 toneladas de nitrato de amonio que estuvieron mal almacenadas en el puerto beirutí durante más de seis años.
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