Tras la reunión ministerial de esta tarde, la titular de la Asociación de Empleados de la Administración Pública, Nawal Nasr, subrayó que las autoridades libanesas, luego de la etapa de abandono y descuido, ahora empujan a los trabajadores hacia una explosión social.
Sobre la posibilidad de que el Estado tome medidas para quienes no asistan a sus puestos laborales sin justificación legal, la dirigente expresó que este constituye otro pecado de los funcionarios contra los empleados de las instituciones libanesas.
En la segunda reunión de esta semana, la Comisión Ministerial para abordar las repercusiones de la crisis financiera en el funcionamiento del sector estatal apoyó otorgar una asistencia económica adicional equivalente al valor de un salario completo y una ayuda diaria de transporte a los trabajadores, siempre que acudan al menos dos días.
Los responsables coincidieron en entregar una compensación por producción en consonancia con cada día efectivo de asistencia al centro laboral en las administraciones públicas y en la Cooperativa de Empleados del Estado durante los meses de agosto y septiembre.
Aceptaron facilitar una partida para cubrir los gastos médicos y de hospitalización de las fuerzas militares, el Ministerio de Salud Pública, la Cooperativa de Empleados del Estado y fondos mutuos, además de asegurar cuotas pertenecientes a la Caja Nacional del Seguro Social.
También accedieron a ofrecer una ayuda financiera a la Universidad Libanesa para administrar sus condiciones y asegurar los intereses de los profesores y el resto de los trabajadores
En medio de este anuncio, el Comité Ministerial solicitó a los jefes tomar medidas administrativas y disciplinarias en contra de los interesados que no asistan sin justificación legal por al menos dos días a sus puestos de trabajo.
Desde inicios de junio pasado, los empleados públicos realizan un paro indefinido en busca de restablecer sus derechos y devolver la vitalidad a la administración estatal libanesa ante los problemas de convivencia, económicos, financieros y la política oficial de indiferencia.
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