Un comunicado emitido por el servicio de prensa de la cancillería rusa reseñó que el jefe de la delegación rusa en la cita, Konstantín Gavrílov, argumentó que el entrenamiento de soldados ucranianos por parte de Europa y el uso del territorio europeo como zona de tránsito del armamento provocará la expansión de las hostilidades.
«Washington está presionando a los satélites europeos para que colaboren estrechamente con Kiev y agraven las relaciones con Moscú, estas acciones pueden conducir a una ampliación de la zona de conflicto armado», advirtió el diplomático.
Gavrílov afirmó que el Reino Unido, Canadá y la Unión Europea, con Estados Unidos a la cabeza, llevaban ocho años «preparando a Ucrania para la guerra» con Rusia.
«Ahora estas ‘luces de la democracia’ están haciendo todo lo posible para prolongar el conflicto y causar el máximo daño a Moscú y a su pueblo. No se saldrán con la suya fácilmente. Lo garantizamos», recalcó.
Al respecto, el diplomático advirtió que un aumento de los suministros de armas occidentales a Kiev podría obligar a Rusia «a cambiar a una respuesta más dura».
En ese sentido, Gavrílov añadió que las características técnico-tácticas de las armas y equipos militares enviados por Occidente suponen una amenaza para los ciudadanos rusos.
Alegó que bajo cualquier circunstancia alejarán las formaciones nacionalistas ucranianas de las fronteras de la nación euroasiática, “en proporción al alcance de los sistemas de misiles utilizados por Kiev”, resumió.
Desde el inicio de la operación militar rusa en Ucrania, el pasado 24 de febrero, los países occidentales han entregado al Gobierno del presidente Vladimir Zelensky armamentos y ayuda financiera por miles de millones de dólares para fortalecer el conflicto bélico.
En su discurso para informar sobre el comienzo del operativo el presidente ruso, Vladimir Putin, afirmó que el objetivo es proteger a la población de Donbass de los abusos y el genocidio de Kiev durante los últimos ocho años, además de “desmilitarizar” y “desnazificar” Ucrania.
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