De acuerdo con un comunicado del ejecutivo kosovar, la normativa entrará en vigor el 1 de septiembre 2022 cuando se “eliminarán las barricadas y se restablecerá la libertad de circulación en la zona norte de ese territorio”.
El anuncio sucede tras un diálogo en el que participaron el primer ministro kosovar, Albin Kurti, la presidenta Vjosa Osmani y varios representantes internacionales estadounidenses y europeos, según la prensa local.
En horas de la mañana la Policía de Kosovo cerró varios accesos en la zona limítrofe con Serbia, según un comunicado divulgado por la emisora RTK, que informó además sobre el despliegue de patrullas.
Esa medida encontró una fuerte oposición entre los serbios que instalaron barricadas en las carreteras que comunican con la ciudad de Mitrovica.
Desde finales de junio las autoridades kosovares anunciaron la prohibición a partir del 1 de agosto del uso de documentos de identidad y matrículas de Serbia en su territorio.
Una decisión similar en septiembre pasado generó una crisis que provocó el aumento de las fuerzas de seguridad de ambas partes en la frontera común.
Según las nuevas normativas, ahora aplazadas, quienes entren en Kosovo con carnet de identidad emitidos por Belgrado recibirán un documento temporal válido durante 90 días para su estancia en el país.
Además, las matrículas de coches expedidas por Serbia para ciudades kosovares serán sustituidas por las oficiales de Kosovo, provincia cuyo parlamento regional autoproclamó su independencia de Serbia el 17 de febrero de 2008, reconocida por Estados Unidos y la mayoría de los miembros de la Unión Europea, pero no por Rusia, China, España y grueso de América, Asia y Àfrica.
El Gobierno de Serbia aseguró que el objetivo de Pristina es expulsar a la población serbia que reside en la parte norte del territorio kosovar y crear el caos.
Aleksandar Vucic, presidente de esta nación, acusó a Kurti de pretender imponer medidas a las que no tiene derecho y que son “contrarias a los acuerdos entre las partes, alcanzados tras un diálogo auspiciado por la Unión Europea (UE)».
Ante la situación, desde Rusia la portavoz del Ministerio de Relaciones Exteriores, María Zajárova, pidió a las autoridades de Kosovo el cese de las provocaciones y respeto a los derechos de los serbios.
Instamos a Pristina, Estados Unidos y la UE, que están detrás de esto, a poner fin a esas prácticas, afirmó Zajárova quien subrayó que la decisión es «otro paso hacia la expulsión de la población serbia de Kosovo”.
Por otra parte, la Organización del Tratado del Atlántico Norte (OTAN) afirmó que sigue de cerca la situación y que las fuerzas de la KFOR, la misión para el mantenimiento de la paz en Kosovo, dirigidas precisamente por el bloque, están «preparadas para intervenir si se pone en peligro la estabilidad en el norte de dicho territorio».
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