Según informó el grupo Don´t Pay (No pagues) en su cuenta de Twitter, la meta es lograr que un millón de usuarios cancelen sus cuentas de débito directo con las compañías suministradoras, y retengan los pagos a partir del 1 de octubre, en protesta por el alto costo del servicio.
Estamos construyendo un movimiento popular para poner fin a esta “crisis del costo de la avaricia”, asegura la organización en esa red social.
La campaña habría sumado aún más apoyo tras conocerse esta semana que trasnacionales petroleras y gasíferas como BP y Shell lograron beneficios récords en los primeros meses de este año, como resultado del aumento de los precios globales de los combustibles.
Muchos de nosotros estamos luchando para pagar las facturas, mientras vemos a esas compañías obtener ganancias sin precedente. Eso no está bien, y no aceptaremos, señaló un vocero del grupo, citado por la televisora Sky News.
De acuerdo con la cadena británica, fuentes del gobierno calificaron de irresponsables a los organizadores de la campaña, y alertaron que la negativa a pagar las cuentas contribuirá a aumentar los precios, y a afectar el crédito bancario de las personas.
La factura energética en la mayoría de los hogares del Reino Unido subió en un 54 por ciento a partir de abril de este año, cuando el ente regulador de la energía autorizó a los proveedores a elevar el límite del precio a cobrar hasta las mil 971 libras esterlinas (más de dos mil 300 dólares).
La entidad estatal, que revisa los montos cada seis meses, informó este jueves que actualizará el tope de forma trimestral a partir de agosto, con el objetivo de evitar que las fluctuaciones de los precios recaigan directamente sobre los consumidores.
La consultora energética Cornwall Insight predijo esta semana que el precio límite de las facturas para un hogar británico promedio podría llegar a las tres mil 359 libras (cuatro mil 94 dólares) en octubre, y no caer por debajo de ese nivel hasta finales del año próximo.
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