Meybi Pérez y Ernesto Mariño residentes en la Cumbre, zona aledaña a la región en la que persiste el siniestro, aseguraron en declaraciones exclusivas a Prensa Latina que se sienten seguros junto a su hija en la institución docente que los acoge desde la jornada del sábado.
El trato por parte de todo el personal resulta muy bueno, existe preocupación constante por nuestro estado de salud y en especial por el de la niña, hay médicos y enfermeras que nos visitan con frecuencia, comentó la mamá de apenas 19 años.
Pérez explicó que ante circunstancias tan difíciles reconforta la posibilidad de tener un espacio en el cual quedarse junto a su esposo y la infante, por cuanto agradece a la universidad la ayuda brindada.
Por su parte Mariño expresó que el momento de la explosión devino un susto tremendo al vivir aproximadamente a dos kilómetros de la Base de Supertanqueros, el vapor se hizo presente y por su mente solamente pasaba la seguridad de la pequeña.
Las autoridades se movilizaron rápido y nos trasladaron en horas de la mañana del sábado a la universidad ante el incremento del peligro y desde ese momento pese a movernos por vez primera fuera del hogar se percibe tranquilidad en la familia, afirmó.
Meybi y Ernesto aseguran que el anhelo de retornar a la vivienda se compensa con la tranquilidad que ofrece la universidad , centro que atiende a 574 personas, en su mayoría mujeres y niños.
Hasta el momento la cifra de evacuados en la ciudad de Matanzas por el incendio que continúa en la Base de Supertanqueros asciende a cuatro mil personas, según informaciones ofrecidas por las autoridades del occidental territorio.
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