La capital alemana dejó de iluminar algunos monumentos históricos y edificaciones municipales, como la Columna de la Victoria y el Ayuntamiento, mientras la catedral de la ciudad de Colonia también apagará sus luces.
Algunas regiones introdujeron el alumbrado público a pedido -cuando los peatones o ciclistas utilicen los caminos estos se iluminarán-, gracias a la tecnología de sensores, a lo cual se suma la salida de servicio de los semáforos, como otra de las medidas restrictivas del gobierno.
En tanto, la ciudad de Hannover, en el noroeste alemán, redujo su consumo de energía en un 15 por ciento, por lo cual limitó la temperatura en los edificios municipales a un máximo de 20 grados centígrados.
Asimismo, la administración dejó de iluminar de noche los museos y en las duchas de los condominios y los pabellones deportivos ya no circula agua caliente.
A principios de junio Alemania importaba el 35 por ciento de su gas desde Rusia, país bajo sanciones de la Unión Europea debido a la operación militar en Ucrania, medidas que se convirtieron en un bumerán para el viejo continente, al tensar mucho más el mercado de los hidrocarburos.
Solo la nación germana depende de estos envíos para garantizar el 50 por ciento de la calefacción doméstica, un asunto que genera incertidumbre de cara al próximo invierno y obliga a tomar medidas de ahorro actualmente, para proteger las reservas con vistas a ese momento.
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