Así lo demuestra ese organismo en tres informes que profundizan en los peligros de las monedas digitales, incluidas las amenazas que suponen para la estabilidad financiera, la movilización de recursos nacionales y la seguridad de los sistemas monetarios.
El primer análisis examina las razones de la rápida implantación de las criptodivisas en los países en desarrollo, entre ellas la facilitación de las remesas y la supuesta protección contra los riesgos monetarios y de inflación.
De acuerdo con la Unctad, las recientes perturbaciones de esos activos digitales en los mercados sugieren que su posesión entraña riesgos de carácter privado, pero si los bancos centrales intervienen para proteger la estabilidad financiera, el problema se convierte en público.
Tales mercados funcionan como cámaras de compensación, intermediando en las conversiones entre criptomonedas y monedas soberanas.
En la actualidad, hay más de 450 criptobolsas que, en mayo de 2021, alcanzaron un valor estimado combinado de 500 mil millones de dólares en operaciones diarias, equivalente al máximo de operaciones diarias alcanzado en el Nasdaq, la segunda bolsa de valores más grande del mundo.
Para la Unctad, los rendimientos del comercio y la tenencia de criptodivisas son, al igual que los de otras operaciones especulativas, muy individuales, que en general, se ven ensombrecidos por los riesgos y los costos que suponen en los países en desarrollo.
En su análisis concluyó que en primer lugar, el uso de criptodivisas puede provocar riesgos de inestabilidad financiera, ya que si los precios se desploman, las autoridades monetarias podrían intervenir para restablecer estabilidad financiera.
Además, en los países en desarrollo, el uso de criptodivisas proporciona un nuevo canal para los flujos financieros ilícitos y socava la eficacia de los controles de capital, un instrumento esencial para frenar la acumulación de vulnerabilidades macroeconómicas y financieras, así como para aumentar el espacio político.
ale/crc