La decisión se tomó en una reunión convocada por el Grupo Nacional sobre Sequía con representantes de la Agencia del Medioambiente, las compañías suministradoras de agua y otros miembros del Gobierno.
El estado de sequía, que regirá a partir de este viernes para zonas del centro, sur y suroeste de Inglaterra, implica que se tomarán acciones para mitigar el impacto de la escasez de lluvias, y la puesta en marcha de los planes de contingencia acordados previamente.
Cada uno de esos planes se basa en factores específicos en cada localidad, incluidos el nivel de los embalses, cálculos de la demanda y los pronósticos meteorológicos, y podrían llevar a la implementación de restricciones para el uso del agua.
La reunión de hoy ayudó a construir un plan de acción coordinado para administrar el suministro de agua, y proteger el medioambiente, afirmó el presidente del Grupo Nacional sobre Sequía, Harvey Bradshaw, quien exhortó a la población y al sector industrial a ahorrar el líquido vital en este periodo excepcionalmente seco.
Aunque las compañías proveedoras aseguran contar con reservas suficientes, en algunos lugares de Inglaterra se impuso desde hace varios días la prohibición de usar mangueras para regar jardines, lavar los automóviles o llenar piscinas y fuentes ornamentales.
La prolongada sequía es exacerbada por una nueva ola de calor que se abate este fin de semana sobre amplias zonas de Inglaterra, donde según los pronósticos, los termómetros podrían superar los 35 grados centígrados.
La víspera, la Oficina de Meteorología, que la víspera decretó la alerta ámbar en previsión de las altas temperaturas que se avecinan, también elevó a “excepcional” el riesgo de incendios.
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