Según el canal Al-Manar, el encuentro entre la delegación de la Resistencia islámica libanesa y el líder de la fuerza del PPS, Walid Jumblatt, transcurrió en un ambiente cordial, franco y alejado de temas conflictivos.
El medio local reflejó que el asistente político del secretario general de Hizbulah Hussein Khalil, calificó la reunión de necesaria para discutir todos los temas que conciernen al ciudadano y al país y avanzar en su salvación.
De acuerdo con la Agencia Nacional de Noticias, Jumblatt se centró en el expediente de las elecciones presidenciales y reiteró su posición sobre la importancia de elegir un mandatario que represente el nivel mínimo de consenso y que no provoque a nadie.
Khalil manifestó que después de un largo receso entre Hizbulah y el PPS, existió el deseo común para materializar este primer encuentro dictado por las condiciones financieras, económicas y sociales que atraviesa la nación.
Por su parte, el periódico Nidaa Al-Watan reseñó que las fuentes informaron que la delegación de la Resistencia estaba satisfecha con el archivo presidencial al afirmar «apertura a la discusión en todas las opciones”, mientras subrayó la urgencia de examinar muchos detalles del acuerdo con el Fondo Monetario Internacional.
En cuanto al tema de la demarcación marítima contra Israel, el diario divulgó que Hizbulah reiteró que no tienen obsesión con la guerra, pero si los israelíes van demasiado lejos y el estado abandona su papel, no se quedarán de brazos cruzados.
Tanto Hizbulah (chiita) como el Partido Progresista Socialista (druzo) constituyen dos de las principales fuerzas políticas en el escenario libanés donde rige un sistema confesional que incluye a 18 comunidades religiosas.
En este sentido, el pacto nacional para la independencia de Francia en 1943 estableció que el presidente de la República debe ser cristiano maronita, el primer ministro musulmán sunita y el titular del parlamento chiita, y así sucesivamente con los otros cargos.
Sin embargo, el acuerdo de Taif de 1989, que puso fin a la guerra civil libanesa (1975-1990), estableció una fórmula de reparto del poder basada en cuotas que otorga a cada una de las grandes comunidades religiosas (musulmana y cristiana) 64 puestos en el órgano legislativo.
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