Davide Bedinelli, alcalde de la pequeña comunidad de Garda, en la norteña provincia de Verona, reconoció ante este fenómeno que “la sequía es un hecho que debemos afrontar este año”, pero aseguró que “la temporada turística no corre peligro”.
De acuerdo con un trabajo publicado este lunes en el sitio digital L´Adige, en este lago glaciar ubicado a unos 65 metros sobre el nivel del mar, al pie de los Alpes, el nivel de las aguas se redujo unos 80 centímetros, lo que significa varios metros de retroceso horizontal.
Como consecuencia de este fenómeno, según se señala, los perfiles de sus costas cambiaron en todas partes e impresiona en particular a los turistas la espectacular península de roca y acantilados bajo la denominada Grotte di Catullo, que se amplió añadiendo nuevos espacios secos.
La desaparición de la playa de Baia Azzurra es el efecto especial más llamativo de la retirada de las aguas. Esa pequeña cuenca está completamente seca y ahora se distingue sólo por los dos terraplenes externos.
Preocupa a los expertos la situación de este cuerpo de agua dulce, el mayor del país con sus 368 kilómetros cuadrados de superficie, una longitud de 51,6 kilómetros y 17,2 kilómetros de ancho.
El sábado 13 de agosto el lago de Garda mostraba 32 centímetros por encima del cero hidrométrico, mientras que en igual día de 2020 la medida era de 107 centímetros, aunque el peor registro se obtuvo en 2007 con solo 10 centímetros por encima de cero y 2005 fue de solo 12, apunta la fuente.
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