«La parte ucraniana, junto con sus patrocinadores de Estados Unidos, está tratando de jugar la carta, causando, en su opinión, un accidente menor en la planta nuclear y, por lo tanto, interrumpir el funcionamiento normal y seguro de la central nuclear, culpando a Rusia de ello», confirmó el Ministerio de Defensa ruso.
Al respecto, el jefe de las Tropas de Defensa Radiológica, Química y Biológica de las Fuerzas Armadas rusas, Ígor Kiríllov, precisó que los datos preliminares revelan que los militares ucranianos planean orquestar una nueva provocación durante la visita del secretario general de la ONU, António Guterres, a Odesa, la cual concluye este 19 de agosto.
Asimismo, afirmó que con estas acciones Kiev busca influir en la comunidad internacional y conseguir decisiones beneficiosas.
Kiríllov advirtió que en caso de producirse un accidente en la planta atómica, las sustancias radiactivas llegarían hasta Polonia, Alemania, Eslovaquia, Rumanía y Moldavia.
Igualmente, argumentó que la emergencia causaría una migración masiva de población y agravaría aún más la crisis energética en Europa.
El representante militar enfatizó que de producirse una catástrofe tecnológica global en Zaporozhie, la contaminación radiactiva sería similar a la de los desastres de las centrales de Chernóbil (1986) y Fukushima (2011).
Como resultado del accidente en Chernóbil, el territorio de más de 20 países europeos fue constaminado por isótopos radiactivos. Alrededor de cuatro mil personas murieron a causa de la exposición directa a la radiación, se registraron decenas de miles de casos de deformidades genéticas en recién nacidos y cientos de miles de enfermedades oncológicas.
En el caso de Fukushima, hasta 500 mil personas fueron evacuadas por la fuerza y los efectos del vertido de agua radiactiva en el océano se sentirán durante décadas.
«Parece que el mundo lo ha olvidado», lamentó Kiríllov. Desde el pasado 18 de julio, la central nuclear de Zaporozhie es objeto de bombardeos sistemáticos por parte de las tropas de Ucrania.
Al respecto, el jefe de la administración de la región ucraniana de Zaporizhie, Yevgeny Balitsky, explicó la víspera que los ataques de los nacionalistas ucranianos contra la ciudad de Energodar, donde se encuentra la central, no cesan, y que las autoridades ven una amenaza de daños en los sistemas de enfriamiento de los reactores de la planta.
Además, afirmó que los europeos deberían saber a quién suministran armas que luego son usadas para disparan contra instalaciones atómicas, lo cual representa un peligro no solo para Ucrania y Rusia, sino para todo el mundo.
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