A través de un comunicado, la autoridad sanitaria informó que las pruebas de laboratorio realizadas al aire circundante presentaron un alto índice de hongos, que en inhalación de grandes cantidades y por períodos largos de tiempo pueden ser peligrosos para la vida.
De esta manera, el ente adoptó limitar el trabajo en el interior del puerto capitalino durante muchas horas a personas que padezcan enfermedades respiratorias o inmunitarias.
Llamó a reducir al máximo el número de obreros y ciudadanos en la instalación, incluidos los militares, para la realización de las labores bajo el principio de rotación.
Indicó que en caso de necesidad de estar dentro y alrededor del puerto, la mascarilla especial KN95 debe llevarse durante la estancia, así como para las personas de paso en la zona y alrededores.
Entre las disposiciones de seguridad aparecen mantener las ventanas y puertas cerradas y acudir al médico en caso de la presencia de síntomas respiratorios graves en cualquiera de los trabajadores o moradores.
A mediados de esta semana, el ministro de Medio Ambiente en el gobierno en funciones, Nasser Yassin, confirmó la aprobación para demoler los silos del norte tras repetidos incendios debido a la fermentación del trigo en el lugar desde la explosión del 4 de agosto de 2020.
El dirigente medioambiental insistió en la necesidad de prevenir la fuente de combustión en los graneros del puerto que emiten contaminantes y afecta la salud de los libaneses; al tiempo que abogó por proteger y fortalecer los del sur.
A fines del mes pasado, dos de los 40 graneros del puerto citadino cayeron luego de afectaciones por constantes incendios.
De acuerdo con testigos, los grandes silos minimizaron la onda expansiva de la explosión de hace dos años y constituyen la única estructura que quedó parcialmente en pie como un símbolo de la tragedia visible desde buena parte de la capital libanesa.
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