Asimismo, el estreno de su obra Vitral que forma parte de Habana Cocerto, interpretada por el también pianista cubano Marcos Madrigal, mostraron la riqueza de las composiciones de Vitier, un artista imprescindible de la cultura de la isla.
El virtuosismo de los dos pianistas, la mezcla especial de las sonoridades de la música cubana con la clásica, la brillantez técnica de la Orquesta Filarmónica de Bogotá y la Orquesta de Mujeres que forma parte de este movimiento musical, fueron mucho más que conciertos.
Fueron un regalo para el alma, al decir de los espectadores que ovacionaron a los artistas una y otra vez y quedaron con el deseo de seguir escuchando.
Vitier y Madrigal, los músicos de la Filarmónica de Bogotá bajo la dirección general de David García, los directores Wilson Hermanto y Paola Ávila se convirtieron en una amalgama de un profundo gusto interpretativo al tocar magistralmente y emocionar tocando.
Los dos pianistas se mostraron enormes, las orquestas los secundaron a su altura, los directores revelaron su fuerza y vehemencia ante piezas llenas de color y movimiento.
Madrigal ofreció Vitral, una pieza que recorre la sonoridad de La Habana desde sus años primigenios hasta la actualidad.
Vitier ejecutó parte de su obra creada para el cine que forma desde hace muchos años del patrimonio de la cultura cubana por sus elementos renovadores y esa simbiosis magnífica de tumbadora, claves, güiro, con violines, oboes, chelos, entre otros.
Con este regalo comenzó el encuentro musical que une a la Orquesta Filarmónica de Bogotá con la música cubana y que continuará por estos días con nuevas presentaciones que prometen, como los de este fin de semana, momentos sublimes.
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