El fin de semana miembros de la banda Cité Doudoune, una rama de la poderosa 400 Mawozo que opera en Croix-des-Bouquets y zonas vecinas, ultimaron y luego quemaron los cadáveres de Josette fils Desenclos, de 56 años, y sus dos hijas Sarahdjie Desenclos, de 24 años, y Sherwood Sondjie Desenclos, de 28 años, presuntamente en un intento de secuestro.
Los individuos armados también asesinaron “de forma atroz” a otras dos mujeres y tres hombres, “porque simplemente se olvidaron de que ya no podían viajar, estudiar o simplemente vivir en su propio país”, deploró la organización.
La FJKL responsabilizó a las autoridades estatales por ese y otros crímenes y los alentó a hacer todo lo posible para identificar y detener a los autores de esta “carnicería”.
También la estatal Oficina de Protección del Ciudadano calificó las ejecuciones de actos terroristas y lamentó que se une a la larga lista de crímenes de la inseguridad.
El organismo recordó que el 6 de agosto el exsenador y director general de la Empresa Pública de Promoción de Viviendas Sociales, Yvon Buisserth, junto a su chofer fueron asesinados y luego quemados en un vehículo oficial por integrantes de la pandilla Ti Makak y una semana después el hospital Raoul Pierre-Louis fue atacado violentamente.
Los pandilleros irrumpieron en el centro médico, secuestraron a un paciente y luego lo ejecutaron en la salida de la institución.
La violencia sigue al alza en Haití con el auge de las pandillas que controlan zonas estratégicas e imponen el terror en barrios vulnerables.
En julio la Oficina Integrada de Naciones Unidas denunció que más de 470 personas murieron, resultaron heridas o desaparecidas tras los mortales enfrentamientos entre las federaciones del G-Pep y el G-9 en Cité Soleil.
La víspera miles de personas se manifestaron en la capital y otras ciudades para denunciar este fenómeno y criticaron igualmente la inflación, así como el incremento de los precios de los productos básicos, al tiempo que reclamaron la renuncia del primer ministro Ariel Henry.
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