La funcionaria del organismo multilateral durante una conferencia de prensa en Ginebra, dijo esta mañana que este mes en Colombia, la administración entrante se ha comprometido en cambiar su enfoque en la política de drogas, de una óptica punitiva a una más social y de salud pública.
«Atendiendo una de las causas profundas de la violencia en Colombia, este enfoque podría ser instrumental para proteger de mejor manera los derechos de los campesinos, las comunidades indígenas y afrocolombianas y de las personas que usan drogas, tanto en Colombia como de manera global», expres la alta comisionada.
El presidente de Colombia, Gustavo Petro, asegura que la guerra contra las drogas en su país y en la región fracasó y ha dejado miles de muertes tanto en esta área como en Estados Unidos, principal consumidor.
Colombia es el mayor productor y exportador de cocaína del mundo, negocio vinculado a estructuras criminales a lo largo de su historia, las cuales provocan violencia en los territorios, desplazamientos forzados, y otros problemas que afectan fundamentalmente a la población.
Además de ser una de las causas estructurales de la violencia, también genera racismo y la desigualdad ante la falta de presencia del Estado en los territorios, asegura el mandatario colombiano.
En tal sentido, Petro propone dejar de criminalizar a los cultivadores de coca, el sector más vulnerable en la compleja cadena del narcotráfico.
«¿Desde cuándo un campesino que cosecha hoja de coca es un criminal si es un simple campesino que no tiene más que cultivar? (…) ¿Desde cuándo es un criminal un joven que consume y que debería tener un médico o un psicólogo al lado, tratando de superar las debilidades de la mente?», cuestionó en su discurso la semana pasada durante la ceremonia de transmisión de mando de la Policía.
En ese sentido plantea la importancia de enfocar los esfuerzos en cerrarle el paso a las organizaciones criminales en las etapas más rentables del negocio.
De acuerdo con Petro, «la guerra contra las drogas fortaleció́ las mafias y debilitó los Estados» por lo que su estrategia para un nuevo enfoque de la política de drogas incluye frenar las fumigaciones aéreas con glifosato.
Asimismo, priorizar la erradicación manual de mutuo acuerdo con las comunidades, reforzar los operativos de interdicción aérea y marítima para frenar el paso de sustancias ilícitas.
«Es más eficaz concentrar la actividad antidrogas en la interdicción que podría solucionar incluso problemas de conflictividad interna armada en la medida que un territorio deja de ser atractivo para exportar cocaína», enfatiza el gobernante.
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