El material se probó en patatas, tomates, chiles verdes, fresas, mandarinas Khasi, manzanas, piñas y kiwis, y mantuvo frescos estos productos durante casi dos meses.
Según se informó, el equipo de científicos utilizó una mezcla de un extracto de una microalga marina llamada Dunaliella tertiolecta y polisacáridos.
La microalga tiene propiedades antioxidantes y varios compuestos bioactivos, como carotenoides y proteínas, y también se emplea para producir aceite de algas, una fuente no animal de ácido graso omega-3 y es considerada una buena fuente de biocombustible.
Los investigadores formularon la película en combinación con quitosano, que es un hidrato de carbono.
El recubrimiento también tiene propiedades antimicrobianas y antifúngicas y puede ser comestible, acotó la fuente.
Según los expertos, las películas se fabricaron con distintos contenidos de extracto de algas y sus propiedades mostraron una actividad antioxidante superior, estabilidad térmica, resistencia mecánica, contenido fenólico y propiedad de barrera al vapor de agua y excelentes propiedades de bloqueo de la luz ultravioleta.
Los especialistas probaron la bioseguridad del recubrimiento y las pruebas mostraron que podía utilizarse como material de envasado de alimentos comestibles.
Los resultados del estudio fueron publicados en varias revistas científicas, como la Royal Society of Chemistry Advances y la American Chemical Society’s Food Science and Technology.
De acuerdo con el Consejo Indio de Investigación Agrícola, entre el 4,6 y el 15,9 por ciento de las frutas y verduras se desperdician después de la cosecha, en parte debido a las malas condiciones de almacenamiento.
La pérdida postcosecha en ciertos productos como la patata, la cebolla y el tomate puede llegar a ser del 19 por ciento, lo que se traduce en precios elevados.
Los nuevos recubrimientos pueden producirse en serie y son muy estables a la luz, al calor y temperaturas de hasta 40 grados, son comestibles y se pueden consumir con seguridad como parte de la formulación del producto y no le añaden propiedades desfavorables, además de conservar la textura, el color, el aspecto, el sabor y el valor nutricional.
El material puede recubrir directamente hortalizas y frutas, o bien convertirse en una bolsa de almacenamiento para prolongar la vida útil de las verduras.
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