Por María Julia Mayoral
Corresponsal jefa de Prensa Latina en Angola
Ocho fuerzas políticas intervinieron en la contienda, siete partidos de manera independiente y una coalición compuesta por seis agrupaciones, con similares oportunidades de divulgar sus manifiestos y programas de Gobierno para los próximos cinco años, durante un mes de intensa campaña de cara a las urnas.
En ese escenario de democracia pluripartidista, la real disputa estuvo en vencer o restarle poder al gobernante Movimiento Popular de Liberación de Angola (MPLA), ganador en la totalidad de los pleitos electorales precedentes.
Tras las votaciones del 24 de agosto, la Comisión Nacional Electoral (CNE) emitió tres reportes preliminares y el día 29 comunicó los resultados definitivos que proclamaron el triunfo del MPLA, con el 51,17 por ciento de los sufragios válidos emitidos.
A partir de interpretaciones y pronósticos diferentes, actores políticos, representantes de la sociedad civil interna y veedores foráneos coincidieron en vaticinar que los comicios generales de 2022 resultarían reñidos.
Grosso modo, podría afirmarse que algunos contendientes trataron de sacar provecho a las reales carencias y vicisitudes socioeconómicas de la población para sustentar la tesis sobre la necesidad de impedir la continuidad de un supuesto mal Gobierno.
Para tales fines emplearon diversos medios, incluidas las plataformas digitales y en particular las redes sociales, a fin de amplificar al mismo tiempo la narrativa de un presunto fraude electoral y promover la subversión.
En medio de la campaña, el presidente del MPLA, João Lourenço, denunció la postura de quienes buscaban sembrar la desconfianza en las instituciones estatales, el desorden y la inestabilidad social.
Aunque omitió nombres de personas o entidades, señaló entre los responsables al líder de uno de los partidos concurrentes en el proceso electoral, cuya conducta, opinó, es “en todos los sentidos reprobable”.
Según alertó, las imputaciones, sin fundamento alguno, buscaban restarles credibilidad a la Comisión Nacional Electoral y al Tribunal Constitucional, dos organismos clave en la organización y fiscalización de los comicios.
“Esos políticos no son patriotas; transmiten la idea errada a la comunidad internacional de que las instituciones del Estado angolano no son creíbles”, lamentó.
Con el respaldo del 51,17 por ciento, el MPLA logró 124 de los 220 escaños en la Asamblea Nacional (congreso unicameral), informó el titular de la CNE, Manuel Pereira da Silva, ante la prensa nacional y extranjera.
El cómputo definitivo corroboró la asistencia a las urnas de seis millones 454 mil 109 ciudadanos, equivalentes al 44,82 por ciento de los empadronados.
Más de 7,9 millones de electores no ejercieron su derecho al sufragio, para un 55,18 por ciento de abstención, en tanto, los votos en blanco representaron el 1,67 por ciento y los anulados tuvieron una expresión proporcional del 1,15 por ciento, indicó.
El 97,18 por ciento resultó válido, precisó Pereira da Silva, quien notificó para la opositora Unita un 43,95 por ciento, con lo cual aseguró 90 diputados.
Otros tres partidos contendientes consiguieron alrededor del 1,0 por ciento de los sufragios y cada uno de estos tendrá dos asientos en el Parlamento.
La coalición Casa-Ce, la Alianza Patriótica Nacional y el Partido Humanista de Angola recibieron 0,76 por ciento, 0,48 y 0,42, respectivamente, y no contarán con representación en el órgano legislativo, comunicó la CNE.
Una lectura elemental a las estadísticas oficiales denota un notable incremento de la abstención: 55,18 por ciento frente al 23,43 registrado en las elecciones generales de 2017.
También resulta llamativo la postura de rechazo de quienes decidieron no quedarse en casa, pero depositaron su boleta en blanco: más de 107 mil 700 personas, equivalentes al 1,67 por ciento del total de los participantes.
El índice de 1,67 puntos porcentuales sobrepasó la proporción de votos en favor de la fuerza política ubicada en tercer lugar, por detrás del MPLA y la Unita: el Partido de Renovación Social, el cual recibió el 1,14 por ciento de los sufragios válidos emitidos.
Otro hecho relevante fue el comportamiento de la provincia de Luanda, donde solo acudió a las urnas el 43,46 por ciento de los empadronados y la Unita acaparó el 62,25 por ciento de los votos (un millón 243 mil 894), según notificó la CNE.
Sin esperar por los datos definitivos, la prensa buscó la opinión del MPLA mediante el secretario para la información del Buró Político de la organización, Rui Falcão, quien asoció el saldo en Luanda como consecuencia de la abstención.
Sería aconsejable que la totalidad de la clase política en Angola hiciera una lectura a fondo de lo expresado por los ciudadanos en las urnas y el principal desafío, indiscutiblemente, recae en el MPLA.
Pese a dificultades económicas y sociales, deficiencias en la gestión estatal y gubernamental, los estragos de la pandemia de la Covid-19 y los intentos subversivos internos y promovidos desde el exterior, hay una gran verdad: el MPLA venció por mayoría absoluta.
Tras proclamarse la victoria por la CNE, el presidente reelecto y líder del partido, João Lourenço, agradeció la confianza del pueblo, cuya voluntad soberana, a través de los electores, confirió al MPLA la legitimidad para gobernar Angola, en toda su extensión territorial, durante los próximos cinco años.
La voluntad, emanada de los comicios, concede a la organización el derecho y la obligación constitucional de conformar el futuro Ejecutivo mediante el nombramiento de los ministros y secretarios de Estado, los gobernadores de las 18 provincias, así como todos los administradores municipales, señaló.
“Por ello, expresó, con gran orgullo y satisfacción celebramos hoy una victoria más del MPLA, una victoria de la humildad, la seriedad y la estabilidad”.
La confianza del pueblo es para seguir trabajando por el desarrollo económico y social del país y el bienestar de los ciudadanos, prometió.
Observadores nacionales e internacionales también testimoniaron la realización de estas elecciones, las cuales, afirmó, probaron el “extraordinario civismo y sentido democrático de los angoleños”.
El respaldo al MPLA fue un voto de confianza, que conlleva la enorme responsabilidad de promover el diálogo y la consulta social con los diferentes actores de la sociedad civil, remarcó.
Significa, sopesó, la apuesta por un Ejecutivo que asuma sus compromisos políticos “con coraje y responsabilidad”, sin temor a romper con los poderes establecidos y hacer los cambios necesarios, sin desistir tampoco en la lucha por más transparencia y eficiencia de las instituciones del Estado.
Al decir de Lourenço, la victoria constituye un espaldarazo al Programa MPLA, enfocado en la diversificación de la economía y la creación de empleo, la formación de cuadros y el fortalecimiento del sistema educativo, la modernización de la administración pública y la descentralización del Estado, la expansión de los servicios de salud y saneamiento básico.
Con este “enorme voto de confianza” dado al MPLA, es hora de seguir realizando un conjunto de inversiones y reformas, necesarias para hacer de Angola un país más próspero, desarrollado e innovador, dando “a todos los angoleños el futuro al que aspiran y merecen”, sintetizó.
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