Cadáveres quemados y desmembrados recuerdan en este país sudamericano la huella dactilar de los carteles de la droga en países como México, Colombia y otros del continente.
El tema ocupa la atención ciudadana y de la prensa en medio de reclamos por el incremento de los homicidios, que el gobierno del presidente Luis Lacalle Pou adjudica al trasiego ilícito de drogas.
“Lo que sí estamos viendo es que es una violencia muy vinculada al negocio del narcotráfico, entre bandas, que estamos tratando de hacer la prevención correspondiente”, sostuvo, a inicios de semana el mandatario, quien calificó de muy difícil enfrentar este tipo de delito.
El tema cobró nueva relevancia tras la publicación en el diario británico Financial Times de un artículo del periodista Michael Stott, quien opinó que “el auge del narcotráfico de cocaína ahora mancha a la mayor parte de América Latina” y puede estar alcanzando a Uruguay.
“En Uruguay, con frecuencia llamado ‘la Suiza de América’, 14 cuerpos aparecieron en un período de 10 días este año, tres fueron quemados y uno desmembrado”, escribió Stott, editor de la publicación para América Latina.
“Lo que estamos viendo ahora es la culminación de la globalización del tráfico de drogas”, dijo Jimena Blanco, jefa de investigación política para las Américas en Verisk Maplecroft, empresa consultora estrátegica y de riesgo global con sede en Reino Unido.
La experta agregó que se trata de una tendencia iniciada hace más de un lustro, pero que se aceleró últimamente.
Puso como ejemplo la incautación en el puerto belga de Amberes de más cocaína que en cualquier otra terminal portuaria de Europa el año pasado.
Las casi 90 toneladas de estupefacientes ocupados provenían de Ecuador, Paraguay y Panamá, que aunque no son importantes productores de drogas se han convertido en exportadores.
El contrabando mayor de cocaína con destino a Europa se realiza en contenedores, indicó Jeremy McDermott, director ejecutivo de InSight Crimen, fundación que analiza los peligros para la seguridad.
Dermott afirma que “cuando las tasas de incautación alcanzan el 20 o 25 por ciento los traficantes de drogas tienden a cambiar de ruta”, y ello pone a Uruguay en el mapa de este comercio ilícito.
La víspera tuvo lugar aquí un seminario sobre el tráfico marítimo de estupefacientes y el director de la Secretaría de Inteligencia del Estado, Álvaro Garcé, sostuvo que el crimen organizado desafía a las autoridades e impone al sector público la “obligación” de dar una respuesta eficaz.
El funcionario abogó por mayor prevención, disuasión y represión, y consideró clave invertir en recursos humanos, capacitación y tecnología, incluido el mejoramiento de los recursos disuasivos por tierra, aire y mar.
Garcé calificó de crítica la situación y admitió que una de las principales preocupaciones tiene que ver con lo que ocurre en el puerto de Montevideo.
El secretario de Inteligencia admitió que las actividades de los narcotraficantes pueden comprometer la imagen de Uruguay en el exterior, cuando las autoridades alientan la inversión extranjera y el arribo de turistas.
Sus afirmaciones tuvieron lugar luego del acuerdo alcanzado con la empresa belga Katoen Natie para crear una terminal especializada en contenedores en el puerto de esta capital.
El ambicioso proyecto contempla la instalación de más de 28 grúas móviles para contenedores y ampliar el calado del puerto a fin de recibir embarcaciones de mayor tonelaje.
Se trata de “la mayor obra de la historia del puerto de Montevideo”, según afirmó el gerente general de la empresa belga, Vincent Vandecauter, quien adelantó la construcción de un segundo patio de contenedores de unas 22 hectáreas, y un segundo muro de muelle de 700 metros de largo.
Pero el gerente de Riesgo de Aduanas, Diego Casella, señaló que esto implica un gran “desafío”, porque los recursos “no alcanzan”.
A su vez el prefecto de la rada portuaria, Néstor Lemos, advirtió que “existen todas las variables para ingresar la droga a los contenadores”, aunque dijo contar con la promesa gubernamental de recursos y tecnología, incluidos escáneres.
Mientras tanto, desde la Rambla montevideana se perfilan en el horizonte los buques cargados de contenedores cual confirmación del intenso tráfico marítimo en el río La Plata.
Con la vista fija en ello pueden estar las organizaciones criminales del narcotráfico y sus planes de exportar drogas desde territorio uruguayo.
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