Según un sondeo de la firma Panels Politics publicado este viernes por el diario Ma’ariv, los partidos que respaldan al ex primer ministro Bejamin Netanyahu conquistarían 58 escaños, de un total de 120 que integran la Knesset (legislativo).
Dirigido por Netanyahu, el Likud, con 31 asientos, continuaría como la formación más grande del país, pero no lograría la mayoría aún con el respaldo de sus aliados Shas, Judaísmo Unido de la Torá y Sionismo Religioso, este último en colaboración con la agrupación radical Otzma Yehudit.
Por su parte, la variopinta alianza en el poder sumaría 56 curules, con Hay Futuro, del actual jefe de Gobierno Yair Lapid, como el partido más votado al sumar 24 asientos.
La Lista Conjunta, una coalición de agrupaciones árabes y de izquierda que aboga por el diálogo israelo-palestino, conquistaría las seis plazas restantes del hemiciclo.
Desde la convocatoria a nuevas elecciones casi todas las encuestas confirmaron la parálisis política del país, que marcha rumbo a los quintos comicios desde abril de 2019.
Una investigación divulgada la pasada semana por la televisora estatal Makan 33 reveló que apenas 39 por ciento de los árabes-israelíes votará en las elecciones del próximo 1 de noviembre, la cifra más baja en la historia.
Por el contrario, en las justas de diciembre de 2019, la participación alcanzó un máximo sin precedentes del 64,8 por ciento, lo cual le permitió a la Lista Conjunta obtener 15 escaños en la Knesset.
La falta de participación árabe podría ayudar al bloque de derecha, dirigido por Netanyahu, a lograr la mayoría en el legislativo, estimó el diario The Jerusalem Post.
Los descendientes de los palestinos que no fueron expulsados de sus tierras tras la creación del Estado judío, en 1948, denuncian desde entonces que son tratados como ciudadanos de segunda.
En la actualidad ellos suman 1,9 millones de personas, casi un 21 por ciento del total de la población de este país.
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