La semana pasada la Asociación de Empresarios de Haití criticó el comportamiento de los protagonistas políticos y recordó que ninguna de las partes en conflicto tiene legalidad y legitimidad necesarias para imponerse, en relación con los acuerdos firmados por partidarios del Gobierno y de la oposición, respectivamente.
También invitó a sus pares a respetar sus responsabilidades fiscales y jurídicas y mantener prácticas comerciales sanas, al tiempo que llamó al Gobierno a recaudar impuestos, hacer cumplir las leyes y poner fin a la “gansterización” mediante el refuerzo de la Policía.
Sin embargo, para Pierre la nota olvida que la crisis no es solamente resultado de la gestión estatal, sino que la corrupción que destruye al país proviene de la convivencia entre los sectores público y privado.
En un texto publicado en el diario Le Nouvelliste, el también politólogo recordó que Haití es uno de los países de la región con menor tasa de presión fiscal, 5,6 frente al 22 por ciento a nivel regional, y eso no se explica solamente por la presencia de las pandillas sino también por la evasión fiscal de los empresarios.
Además, en los países en vías de desarrollo los ingresos aduaneros representan una proporción muy alta de las recaudaciones estatales, lo cual no sucede en Haití.
En el pasado año fiscal los ingresos aduaneros representaron solo 19 por ciento de los ingresos totales del Estado frente al 38 por ciento de los internos. “Estos datos plantean serias dudas sobre la voluntad real del sector privado de hacer frente en adelante a sus deudas con el Estado”, cuestionó Pierre.
Además de lo económico, el experto deploró el papel que juega el sector privado en la financiación de candidatos y la corrupción en la administración electoral.
La construcción del interés nacional debe pasar por un trabajo coyuntural de resolución de la crisis, pero también y sobre todo por una participación de largo plazo en la construcción de las élites, y el sector privado debe jugar un papel protagónico, concluyó.
mgt/ane