Mediante un documento, los parlamentarios subrayaron la necesidad de que el plazo constitucional pase de ser un momento de compromiso entre los partidos en el poder, a una ocasión para pensar y restaurar el Estado en función de la voluntad del pueblo.
Protagonistas de las protestas de octubre de 2019, el colectivo de legisladores insistió en la responsabilidad nacional de efectuar unos comicios puramente libaneses y nombrar un mandatario que crea en la constitución y la ley por encima de las divisiones políticas y partidistas.
Recalcaron la importancia de preservar la independencia y la soberanía de Líbano, interna y externamente; así como su unidad e integridad territorial.
El bloque parlamentario cree en la necesidad de consagrar un Estado de ciudadanía lejos del sectarismo para proteger y defender a todos los pobladores, bajo la autoridad suprema sobre su tierra, instituciones y posiciones.
Demandaron establecer un nuevo modelo económico y social eficaz, justo y sostenible dentro de una economía libre que facilite la distribución de responsabilidades y la protección a los fondos de los depositantes.
Reclamaron respetar la libertad de conciencia y creencias y la igualdad entre los diversos segmentos de la sociedad en todos los niveles; además de reconstruir las instituciones y administraciones estatales sobre cimientos modernos.
La iniciativa de las Fuerzas para el Cambio se mantendrá vigente y operativa hasta el vencimiento del mandato del presidente Michel Aoun, el 31 de octubre entrante.
Aclararon que de persistir en dicho período la ausencia de un nombre para el cargo los diputados del cambio recurrirán por todos los medios a las legítimas presiones populares, sus formas y métodos.
El pasado jueves, Líbano inició el plazo constitucional de 60 días para la designación de un nuevo presidente de la República que de acuerdo con el pacto nacional de la independencia de Francia en 1943 debe ser cristiano maronita.
Según analistas, la no formación de un gobierno tras la reelección de Najib Miqati como primer ministro desde junio último, la fragmentación en el Parlamento, la paralización del sector público debido a la huelga de los empleados y el agravamiento de las condiciones de vida complejizan el escenario político libanés.
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