Según la viceministra de Relaciones Exteriores, Adriana Mira, llegó el momento de terminar con el olvido a esos compatriotas y reivindicar sus derechos en zonas fronterizas y sectores delimitados.
Somos y seremos siempre hermanos. Es algo que he tenido claro desde que conocí la situación de la población salvadoreña que vive en las zonas fronterizas y delimitadas por la sentencia de La Haya de 1992, escribió la funcionaria en un artículo de opinión en el Diario El Salvador.
Lo escuché de parte de ellos: “Nos sentimos olvidados”, “no somos de acá ni de allá”. No podíamos quedarnos de brazos cruzados, fueron demasiados años de abandono, precisó.
Los salvadoreños que viven en las zonas de Tecpanguisir, Citalá; Las Pilas o Cayaguanca, San Ignacio; Arcatao-Sazalapa; Sabanetas-Nahuaterique, Monteca o Dolores, Polorós, y Goascorán o Los Amates, Pasaquina, son nuestros hermanos más cercanos, dijo.
Todos ellos residen fuera de las fronteras nacionales no por su propia voluntad, sino por el fallo de la Corte Internacional de Justicia en septiembre de 1992.
En ese dictamen el alto foro puso fin a enfrentamientos, en ocasiones bélicos, y El Salvador perdió una zona de 446 kilómetros cuadrados que ahora son propiedad de Honduras, esto representa el 70 por ciento de las áreas en disputa, divididos en seis territorios.
A décadas de la histórica sentencia, Nahuaterique es el exbolsón más representativo por territorio y número de habitantes.
Poniendo manos a la obra e impulsados también por las excelentes relaciones que tenemos con Honduras, a 30 años de cumplirse con este dictamen internacional, la cancillería propuso la Ley de Creación del Régimen de Identificación Migratorio y Aduanero, dijo Mira.
Esta acción, aprobada por la Asamblea Legislativa el 30 de agosto como un acto histórico que viene a saldar una deuda con los salvadoreños que estaban en un limbo existencial, se suma a los esfuerzos encabezados por el vicepresidente Félix Ulloa para avanzar con el Plan Trifino e impulsar programas de desarrollo en la frontera de El Salvador, Honduras y Guatemala.
En opinión de Mira la legislación, en definitiva, facilitará la vida cotidiana de las personas residentes en esas zonas, pues a partir de ahora podrán transitar de manera más segura y libre.
Ahora, si se cumplen las disposiciones, los olvidados salvadoreños en Hondura podrán mejorar las condiciones de vida, mediante un esfuerzo en conjunto con los diferentes ministerios e instituciones nacionales vinculadas con la atención social.
Mientras eso no se concrete, en áreas como Nahuaterique, sus habitantes aun recordarán un día de septiembre de 1992 que fueron a la cama como salvadoreños y amanecieron hondureños.
mv/lb