Al intervenir en la convención anual de la Cámara de la Construcción, el jefe de Estado dijo no recordar una imagen tan impactante como la de un hombre apretando el gatillo de una pistola a escasos centímetros de la cabeza de la también titular del Senado, suceso ocurrido el jueves.
Por un milagro o una falla mecánica, no logró su objetivo. Quien empuñó el arma asesina está detenido y es investigado por la justicia. No es un monstruo de alguna tierra lejana, sino un miembro de nuestra nación, lleno de odio y rencor, que rompió nuestro pacto democrático, indicó.
Asimismo, aseveró que, desde hace años, comportamientos violentos se volvieron habituales y puso ejemplos como la colocación de bolsas mortuorias en las rejas de la Casa Rosada por un grupo de personas y la difusión de ese tipo de acciones por algunos medios de comunicación.
El Presidente condenó también la persecución judicial contra la vicemandataria y las declaraciones de un diputado opositor que pidió la pena de muerte para ella.
Así se construyen las condenas sociales. Un diario de alcance nacional anuncia en portada que mis patrimonios y los de Cristina se triplicaron de un año para otro. Es falso, pero eso no importa porque el objetivo no es informar, sino generar indignación en quien lo lee, apuntó.
Esta democracia que en 2023 cumplirá 40 años de vigencia ininterrumpida costó mucho. La pagamos con vidas, desapariciones, exilios y con muchas otras frustraciones. Necesitamos poder crecer en paz y unidad. No lograremos esos propósitos si no asumimos la obligación que nos cabe, añadió.
Asimismo, recordó que el 6 de septiembre de 1930 en este país se produjo un golpe de Estado encabezado por el general José Uriburu contra el dos veces presidente constitucional Hipólito Yrigoyen.
Así comenzó una práctica nefasta para la salud democrática de Argentina. El siglo XX estuvo signado por actos de ese tipo. Por mas de 50 años, esas formas de autoritarismo y desprecio político se instalaron aquí, indicó.
En momentos tan complejos y angustiantes como los vividos estas últimas semanas no es en vano que rememoremos aquellos acontecimientos y sus consecuencias. Debemos estar muy alertas porque después nos lamentamos por todo lo que no hicimos y estaba en nuestras manos, dijo.
El presidente señaló que el intento de asesinato de la exmandataria posee, además de su dimensión humana, una enorme gravedad política e institucional.
El pueblo se conmocionó y salió a las calles a expresar su repudio. No hubo un solo acto de violencia ni una vidriera rota. Eran personas conmovidas que reclamaron paz y respeto en la convivencia. Todos debemos sinceramente reflexionar sobre lo acontecido, aseveró.
El recuerdo del derrocamiento de Yrigoyen y la forma en que la democracia nos fue arrebatada hace exactamente 92 años es un espejo que nos alerta, concluyó.
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