Crear conciencia sobre la naturaleza transfronteriza de la contaminación atmosférica y la necesidad de asumir una responsabilidad y la adopción de medidas colectivas son objetivos a reforzar este día.
También en los propósitos de la ONU, esta potenciar la necesidad de una cooperación internacional y regional inmediata y estratégica en aras de políticas más eficaces y medidas de mitigación para hacer frente a este fenómeno.
El organismo internacional insiste en que “todos respiramos el mismo aire, contamos con una atmósfera común que nos protege y sostiene a todos”.
Además señala que la contaminación es un problema global contra el que debemos actuar juntos.
La Resolución 74/212 del organismo internacional reconoce que la contaminación atmosférica es el mayor riesgo ambiental para la salud humana y una de las principales causas evitables de muerte y enfermedad en todo el mundo.
Datos de la Organización Mundial de la Salud (OMS) muestran que cada año más de cuatro millones de personas mueren prematuramente por esa causa.
En tal sentido insiste ante los organismos públicos nacionales e internacionales sobre la urgencia de identificar las actividades que originan la contaminación atmosférica y la búsqueda de alternativas más limpias.
Hasta ahora la OMS identifica cuatro tipos de sustancias contaminantes en el aire como las partículas en suspensión (“particulate matter”, con siglas “PM”) y el ozono presente al nivel del suelo, muy dañino para la salud y que se origina por las distintas emisiones de vehículos, disolventes e industria.
También está el Dióxido de nitrógeno (NO2), que según el ente mundial sus principales fuentes de emisiones antropogénicas son los procesos de combustión, como los producidos por la calefacción, la generación de electricidad o los motores de vehículos y barcos.
Por último señala el Dióxido de azufre (SO2), gas incoloro, olor muy penetrante que se genera con “la combustión de fósiles que contienen azufre usados para la calefacción, la generación de electricidad y los vehículos a motor.”
Todos ellos provocan afecciones respiratorias y pulmonares, además de irritación ocular, en particular el SO2, si se convierte en ácido sulfúrico en combinación con la humedad del aire, puede provocar las llamadas lluvias ácidas, altamente dañinas para la flora y la fauna.
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