En un editorial, la prestigiosa publicación científica mundial, fundada por el astrónomo británico Joseph Nofman Lockyer (1836-1920), destacó que “con demasiada frecuencia, los investigadores que comparten su experiencia en temas polémicos como Covid-19 son objeto de abusos”.
Nature apeló a las instituciones donde laboran esos profesionales para intervenir en su defensa y protección.
Además señaló que cada vez más, corren igual riesgo los investigadores de otros lugares que trabajan en áreas de la ciencia y las políticas públicas donde las opiniones pueden estar extremadamente polarizadas.
Puso como ejemplo a aquellos dedicados a temas como el cambio climático, el control de armas de fuego y a la respuesta a la pandemia generada por el coronavirus SARS-CoV-2.
Argumentó en tal sentido que hace un año Nature encuestó a investigadores en varios países que hablaron con los medios de comunicación sobre Covid-19 y 47 de los 321 entrevistados (alrededor del 15 por ciento) fueron amenazados de muerte y 72 de violencia física o sexual.
En ese entonces, recordó, Science Media Centre de Londres publicó consejos sobre cómo obtener apoyo y en un editorial Nature instó a las instituciones a reconocer la gravedad de las amenazas y a hacer más para proteger a los colegas.
Ahora, añadió, el equipo de Nature’s Careers entrevistó a más expertos y publicó un conjunto de herramientas para investigadores sobre cómo pueden protegerse, consejos que incluyen soluciones tecnológicas relativamente simples como desactivar los comentarios y la mensajería directa en plataformas de redes sociales como Twitter.
Entre otras recomendaciones a las instituciones refirió eliminar los datos de contacto de los investigadores de los sitios web a la primera señal de acoso.
Asimismo precisó que las instituciones también deben defender activamente al personal y emitir declaraciones claras de apoyo a los colegas.
Los investigadores saben que su trabajo siempre está abierto a cuestionamientos y desafíos, “es como progresa la ciencia”, destacó el artículo de Nature.
No hay lugar para las amenazas en la ciencia, lo cual significa que aquellos que tienen el poder de proteger a los científicos deben hacer más para ejercerlo, consideró la revista.
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