El general Luis Cresencio Sandoval, secretario de Defensa Nacional, pronunció el discurso de homenaje en el que destacó la heroicidad de los cadetes, últimos en enfrentar la invasión estadounidense en 1847 luego de la cual le robó a México dos millones de kilómetros cuadrados, entre ellos los actuales más petroleros y agrícolas de ese país.
Destacó la férrea defensa de esos seis jóvenes adolescentes que enfrentaron hasta hasta quedar sin balas a los invasores en apego a su juramento de cadetes de morir por la patria y protegerla hasta la última gota de sangre.
En el castillo de Chapultepec se albergaba la academia militar a la cual pertenecían los jóvenes, un cerro estratégico para la época porque era el bastión principal de densa de la capital, recordó el general.
Su ejemplo de honor, dijo Sandoval, debe ser el oráculo que guíe a la juventud actual y a sus militares, y es la conducta que debe primar en todos los mexicanos.
En primer lugar, el sacrificio por el amor a la patria de esos niños sirvió de ejemplo para que se replicara en pasajes importantes de la historia que permitieron a este país llegar a lo que es hoy.
En segundo, fueron un ejemplo de unidad nacional que debe seguirse por todos los tiempos y quienes integran las instituciones militares velar porque ese factor de cohesión es de vital importancia para mantener al México nuestro independiente, libre y soberano.
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