Ninguna fuente confiable reportó balance de muertos o heridos en los choques entre fuerzas del orden y manifestantes que repetían la demanda del retorno de los militares a sus barracas y la formación de un gobierno transitorio de civiles que organice elecciones generales y reencamine el país por un sendero constitucional.
Medios en el terreno calcularon en “miles” el número de personas participantes en las protestas callejeras, reedición de las que estremecen a esta capital, la ciudad gemela de Omdurmán, en la ribera este del río Nilo a su paso por esta capital,y tras localidades del interior del país.
Los choques entre militares y protestantes convocados por partidos políticos y asociaciones de profesionales deviniieron parte del paisaje nacional desde octubre del año pasado cuando una junta militar, liderada por el general Abdel Fattah al Burhan tomó el poder.
La colisión entre los opositores y el Consejo Soberano der Transición, nombre adoptado por la junta castrense, dejó hasta el presente un rastro de 116 muertos y un número muy superior de heridos.
Este contexto de crispamiento político al parecer insoluble está complicado por un sombrío pronóstico enunciado en junio pasado por un agencia especializada de la Organización de las Naciones Unidas, según el cual, 15 millones de sudaneses, más de la tercera parte de la población está amenazada por una hambruna inminente.
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