Las consideradas principales economías del mundo -Estados Unidos, China y la eurozona- se desaceleraron drásticamente durante los últimos meses y un «impacto moderado en la economía global durante el próximo año podría llevarlas a una recesión», precisó el informe.
La entidad bancaria agregó que el mundo se encuentra en su desaceleración más pronunciada luego de una recuperación, desde 1970. Además, la confianza del consumidor cayó más bruscamente que en el período previo a las recesiones anteriores.
Comentó que, si bien es probable que los aumentos sincronizados de las tasas de interés y las políticas monetarias relacionadas continúen hasta mediados de 2023, podrían no bastar para que la inflación vuelva a los niveles vistos antes de la pandemia.
“A menos que disminuyan las interrupciones del lado de la oferta y las presiones del mercado laboral, la tasa de inflación subyacente mundial, sin incluir la energía, podría permanecer en alrededor del cinco por ciento en 2023”, precisó.
En ese contexto, es probable que los bancos centrales aumenten las tasas en dos puntos porcentuales más, pero esa medida junto con la tensión en los mercados financieros reduciría el crecimiento del Producto Interno Bruto mundial.
Según el informe, el indicador bajaría a un 0,5 por ciento en 2023, con una contracción de 0,4 por ciento en términos per cápita, lo que cumpliría con la definición técnica de una recesión mundial.
Al respecto, el BM sugirió que los bancos centrales comuniquen claramente sus decisiones monetarias, las autoridades implementen planes fiscales creíbles a mediano plazo y se brinde alivio específico a los hogares vulnerables.
Según su presidente, David Malpass, las autoridades deben cambiar su enfoque de reducir el consumo a impulsar la producción, incluidos los esfuerzos para generar inversiones adicionales y aumentos de productividad.
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