En Gonaïves, al noroeste de esta capital, los ciudadanos atacaron los locales de la Oficina de las Naciones Unidas de Servicios para Proyectos y terminaron de saquear los almacenes del Programa Mundial de Alimentos.
También irrumpieron en una entidad de la Iglesia Católica, la cervecería La Couronne y los locales del antiguo director departamental de Obras Públicas, así como empresas particulares.
En un mensaje el Programa Mundial de Alimentos calificó de inaceptable la situación e indicó que los comestibles sustraídos debían alimentar a unos 100 mil escolares hasta fin de año.
También se reportaron atracos en escuelas religiosas, universidades públicas y empresas, mientras que la víspera un grupo irrumpió en la sede de la Televisión Nacional de Haití e incendió al menos tres vehículos además de lanzar piedras a las ventanas y hurtar equipamiento.
En la capital, la mayoría de las instituciones públicas y privadas continúan cerradas, así como las embajadas y aerolíneas internacionales suspendieron sus vuelos a Puerto Príncipe y otras ciudades del país.
El bloqueo comienza a generar estragos y cientos de ciudadanos son incapaces de abastecerse de productos esenciales como agua y alimentos.
La situación de Haití se agravó tras el asesinato en julio de 2021 del entonces presidente Jovenel Moïse, que dejó un país sin Parlamento, ni Tribunal de Casación y con los mandatos vencidos de los gobernadores locales.
A esta crisis institucional se sumó la violencia de las pandillas que controlan zonas estratégicas del país, y cuyos enfrentamientos provocaron cientos de fallecidos este año.
La inseguridad empeoró la crisis económica y la inflación superó el 30 por ciento, lo cual agudizó el descontento popular.
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