Nada Al-Nashif recordó las previsiones del Fondo Monetario Internacional (FMI) de que las economías avanzadas deberían prepararse para tasas de inflación promedio del 6,6 por ciento en 2022, muy por debajo del 9,5 por ciento que se estima para los países más pobres.
La funcionaria agregó que, aunque los indicadores de empleo de las naciones más avanzadas del mundo regresaron o superaron los niveles previos a la pandemia a finales de 2021, la mayoría de las de ingresos medios o bajos aún no han logrado recuperarse de la crisis provocada por la pandemia de la Covid-19.
La emergencia sanitaria por esa enfermedad expuso y exacerbó las desigualdades preexistentes y retrasó el crecimiento sostenible varios años en muchas partes del mundo, dijo la jefa interina de la dependencia de la ONU que vela por las garantías fundamentales.
La carga insostenible de la deuda soberana también agobia a muchos países en desarrollo porque tiene repercusiones negativas en la provisión de protección social, continuó Al-Nashif, y agregó que muchas naciones ahora enfrentan desafíos fiscales sin precedentes, incluido el malestar social porque los pagos de una deuda cara las atan de manos.
Para empeorar las cosas, la guerra en Ucrania ha provocado un gran sufrimiento humano dentro del país y más allá de sus fronteras, añadió.
Ese conflicto también detonó una nueva interrupción en las cadenas de suministro mundiales, lo que contribuyó al aumento vertiginoso de los precios del combustible y los alimentos, que afectó de manera desproporcionada a las mujeres y las niñas, explicó Al-Nashif.
Subrayó que de acuerdo con el Banco Mundial, se calcula que entre 75 y 95 millones de personas más viven en la pobreza extrema este año y que entre los 760 millones que subsisten en esa situación precaria, habría 16 millones más de mujeres y niñas que de hombres y niños.
La mayor parte de esas personas, el 83,7 por ciento, se concentra en dos regiones: África subsahariana y Asia Central y del Sur.
Al-Nashif apuntó que la confluencia de crisis tiene efectos secundarios en la alimentación y la nutrición, la salud y la educación, el medio ambiente, la paz y la seguridad, socavando aún más el progreso hacia la consecución de la Agenda 2030 y poniendo en peligro la recuperación económica sostenible post pandemia.
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