La autoridad financiera conocida como Riksbank alertó, además, que no descarta nuevas subidas en los próximos seis meses, en función de controlar los precios al alza.
«Cuando las tasas suben, obviamente, los costos de los intereses aumentan para muchos hogares, pero los costos de la alta inflación son, de hecho, aun mayores», amplió el gobernador del BC, Stefan Ingves.
«Al subir las tasas ahora y continuar subiéndolas, reducimos el riesgo de que la inflación se estacione en un nivel alto», indicó.
Impulsado por el aumento de los costos energéticos, el índice de precios al consumidor, principal referente para controlar la inflación, alcanzó en agosto un máximo en 30 años de 9,0 por ciento.
En ese contexto, la subida de tasas fue la mayor desde que se adoptó el objetivo de inflación del 2,0 por ciento en 1993.
De hecho, el aumento total de puntos porcentuales igualó al de noviembre de 1992, durante la crisis financiera interna nacional, cuando la tasa principal alcanzó el 500 por ciento durante un breve período.
Según expertos, el Banco Central puede hacer poco para controlar la inflación actual, pero las subidas de tasas continuarán ya que la institución financiera no quiere que el aumento de los precios se extienda a demandas salariales más altas.
La economía sueca se dirige a una fuerte desaceleración, posiblemente a una recesión. Según el Riksbank, se prevé una contracción del 0,7 por ciento en el Producto Interno Bruto.
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