Una proyección en el inmueble del organismo internacional calificó al gobernante de desgracia y de vergüenza brasileña, y el término Bolsonaro Vergüenza Mundial se convirtió en tendencia en redes sociales.
La repulsa al jefe de Estado ocurre pocos días después de recibir varias manifestaciones de repudio por hacer campaña presidencial durante su viaje a la capital británica para asistir al funeral de la reina Isabel II.
En Londres, publicó un vídeo la noche antes del entierro de la exmonarca, donde se ve al presidente en una gasolinera del centro de la urbe mostrando el precio de la carburante sin plomo en ese momento, cerca de 1,8 euros el litro, monto que consideró «prácticamente el doble de la media de muchos estados de Brasil».
Como parte de su intervención en el segmento de alto nivel de la ONU, Bolsonaro criticó gestiones anteriores de su país y aprovechó para hacer un balance de las acciones de su Gobierno.
Citó la creación del Auxilio Brasil, la reducción de impuestos que llevaron a la caída del precio de los combustibles y también a las privatizaciones de empresas estatales.
Se vanaglorió de que su administración acabó con la «corrupción sistémica» que, para él, existía en el país, pero silenció que el expresidente Luiz Inácio Lula da Silva probó su inocencia en la justicia ante cada una de las denuncias por el flagelo.
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