El mandatario añadió que se viven tiempos que demandan compromisos políticos concretos y no actitudes genéricas, más aun en los años posteriores a la pandemia que se proyectan difíciles y requerirán reformas complejas que deben blindarse de falsas promesas.
En su último discurso como presidente ante este organismo, remarcó el compromiso de Paraguay de seguir contribuyendo en la construcción de un mundo con pleno respeto a las libertades fundamentales, a la resolución pacífica de los conflictos, condiciones dignas para toda la humanidad y la lucha inflexible contra el crimen organizado.
Destacó que el país se adhiere a la inmensa mayoría de las naciones que abogan por la paz, el imperio del derecho internacional y la prevalencia de la diplomacia.
En este contexto expresó su preocupación por la situación en Ucrania, así como las consecuencias humanitarias y económicas del conflicto, por lo que “hacemos un llamado enérgico al cese de las hostilidades y a la reanudación de las negociaciones”, dijo.
Abdo Benítez se refirió a la necesidad de repensar el funcionamiento del Consejo de Seguridad de la ONU y fortalecer el rol de la Asamblea General para orientarlos hacia un desempeño efectivo, además de convertirlos en espacios de canalización de la palabra de todos los estados.
Además, pidió encontrar caminos y retos comunes más allá de las legítimas diferencias entre los países a fin de mejorar las condiciones de vida de la humanidad.
“Paraguay se encuentra comprometido con esta organización y espera que sus propósitos sean alcanzados”, subrayó.
Al referirse al sistema financiero, manifestó que no es posible seguir hablando de iniciativas globales para erradicar la pobreza y promover el desarrollo sostenible, “cuando nuestras economías se ven contaminadas por la diseminación de ganancias provenientes de las actividades ilícitas”.
Agregó que “el imperio de la ley es un objetivo global que está más allá de las concepciones políticas, y quien no lo concibe así conspira contra la vida en comunidad”, sentenció.
lam/lpn