En Léogâne, al sur de esta capital, las fuerzas del orden realizaron varias operaciones tras el ataque de una sucursal bancaria y detuvieron a sospechosos, además de confiscar artículos sustraídos de la entidad financiera entre los que figuraban dos armas de fuego.
También en Port de Paix, en el departamento Noroeste, las autoridades arrestaron a 12 personas por su presunta participación en el saqueo de instituciones religiosas y estatales.
Las movilizaciones populares se intensificaron la semana pasada luego que el Gobierno confirmó el sustancial incremento de la gasolina, el diésel y el queroseno en medio de una ola de descontento popular.
Los manifestantes erigieron barricadas en las calles y paralizaron las principales urbes del país, cuyos comercios, bancos, instituciones públicas y privadas se mantuvieron cerradas.
También se registró vandalismo tanto en la capital como en ciudades departamentales con el saqueo de empresas, almacenes de Naciones Unidas, de la organización Cáritas, iglesias y oficinas estatales y otras.
Como trasfondo emerge la profunda crisis económica, política, social y de seguridad del país caribeño que desde hace cuatro años experimenta recesión y disminución de la cifra de empleos, mientras los grupos armados secuestran y asesinan con impunidad.
La crisis institucional que se agudizó con el asesinato del presidente Jovenel Moïse, la ausencia de Parlamento y sistema judicial, además del creciente aumento de la cifra de personas que sufre inseguridad alimentaria, solo empeoraron el panorama.
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