Mediante un comunicado, la entidad ratificó la huelga abierta en rechazo a los allanamientos de los depositantes quienes intentaron recuperar sus fondos congelados a causa de la crisis económica y financiera en la nación.
Después de los contactos realizados con las autoridades competentes y los riesgos latentes sobre los empleados bancarios y sus clientes, la Asociación acordó mantener cerradas las puertas de sus oficinas en ausencia de garantías para garantizar un ambiente seguro para el trabajo.
Las instituciones prestamistas libaneses retornarían a sus labores mañana, luego de un paro de tres días en respuesta a las redadas a siete oficinas la semana anterior por parte de un grupo de ciudadanos que exigieron sus ahorros.
De acuerdo con economistas, durante más de dos años y medio, los bancos de Líbano impusieron restricciones sobre el dinero de los depositantes en moneda extranjera, especialmente el dólar estadounidense y establecieron estrictos límites para retirar sus fondos en libras libanesas.
En la percepción general de los pobladores, el gobernador del Banco Central de Líbano, Riad Salameh, figura como uno de los artífices principales de la peor crisis del país en décadas, que arrastra a cuatro de cada cinco libaneses a la pobreza, según un informe de Naciones Unidas de este año.
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