Durante el tradicional sermón del viernes, el representante de la Resistencia islámica libanesa subrayó que las embajadas juegan un papel negativo «cuando presionan para entregar a un mandatario a su medida e intereses en el exterior, no a favor del desarrollo del país».
Ali Damoush alertó sobre la intromisión extranjera en los comicios y la intención de profundizar las divisiones entre los libaneses para impedir el consenso y hundir a la nación a un vacío constitucional.
El dirigente de Hizbulah llamó a los libaneses a aprender de sus experiencias y de las problemáticas del mundo al apostar por los designios de Estados Unidos.
Recalcó que continuar las políticas estadounidenses resultará equivocado, pues solo respaldan sus intereses y los de Israel en la región.
En ese sentido, Ali Damoush recordó que la administración norteamericana solo causó ruina, destrucción, asedio, sanciones, sedición y divisiones cada vez más profundas en el pueblo libanés.
Insistió que la nación reclama de un presidente que fortalezca la cooperación con todos para asegurar una vida digna y resolver necesidades básicas como electricidad, agua, medicinas, educación y oportunidades de trabajo.
El vicepresidente del Consejo Ejecutivo de Hizbulah puntualizó que el camino necesario para lograr las prioridades de los libaneses y pasar a una nueva etapa de trabajo serio exige la formación de un gobierno con plenos poderes y la elección de un presidente en el tiempo programado.
La falta de consenso y los votos en blancos obligaron ayer a suspender la primera sesión de las elecciones presidenciales en el órgano legislativo cuando restan 32 días para el fin del plazo constitucional.
De acuerdo con analistas, la incapacidad para designar un gabinete desde junio pasado y la fragmentación en el Parlamento constituyen factores apremiantes que limitan la elección de un presidente para la República Libanesa.
El venidero 31 de octubre, el mandatario Michel Aoun concluirá su gestión y en caso de vacancia, las funciones serán delegadas en el Consejo de Ministros, de conformidad con el artículo 62 de la Carta Magna.
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