Tras una reunión extraordinaria de Energía, 15 gobiernos -que representan al 64 por ciento de la población de la Unión Europea (UE)- enviaron una carta a la comisaria del sector Kadri Simson reclamando un tope a todas las importaciones de gas.
El grupo liderado por Italia, Francia, España y Bélgica logró que la institución comunitaria se comprometiera a trabajar urgentemente en esa senda, que tiene entre sus principales detractores a Alemania.
Luego del encuentro energético, el ministro checo de Industria, Josef Síkela, comentó que el Consejo pidió nuevas acciones inmediatas a nivel europeo “que nos permitan abordar el problema al que nos enfrentamos con la urgencia que merece».
La intervención del mercado del gas, una idea propuesta por primera vez por Italia, ha marcado los debates del bloque durante más de un año.
Sus defensores proponen que el bloque comunitario tenga más peso en las negociaciones con suministradores, actuando conjuntamente para pagar precios más razonables por un hidrocarburo cada vez más caro.
Además, consideran que el índice TTF Dutch de Ámsterdam de referencia en Europa no refleja adecuadamente el mercado de gas natural licuado (GLN) y es presa de movimientos especulativos.
Mientras, el ministro de economía alemán, Robert Habeck, advirtió que fijar un precio de compra de gas podría acabar incluso con la Unión Europea.
«Sólo se puede aplicar si dices qué sucede si no llega suficiente gas a Europa. Porque esa es mi contra-pregunta. Y la única respuesta que siempre escucho es que la escasez se repartirá entre toda Europa. Pero no creo que eso se pueda aguantar políticamente”, argumentó.
Su país y la CE proponen en cambio negociar rebajas con Noruega y Argelia, los grandes proveedores de gas por tubería además de Rusia, y también con los suministradores de gas licuado como Estados Unidos, Qatar o Azerbaiyán.
En ese contexto, la institución comunitaria presentará alguna iniciativa antes de la reunión de jefes de Estado y de Gobierno de la UE en Praga, el próximo jueves y viernes.
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