Sectores empresariales y de negocios formaron filas detrás del mandatario durante la semana pero, lo que más interés despertó, fueron declaraciones del Arzobispo de San Salvador, José Luis Escobar Alas, quien se dijo y desdijo en pronunciamientos sobre este asunto.
Monseñor Escobar consideró que es inédito que el pueblo pida y apoye la reelección del mandatario y dijo que ya existe una resolución de la Sala de lo Constitucional que avaló, en septiembre de 2021, la reelección continua, pese a que a Constitución posee cinco disposiciones que exigen la alternabilidad presidencial.
El pronunciamiento del Arzobispo de que el pueblo quiere que el presidente Bukele se reelija, aunque tempranero, puede marcar la tendencia para los aún lejanos comicios presidenciales del 4 de febrero de 2024, no obstante otros sectores eclesiásticos se desligaron de esta posición para aumentar la disonancia entre la iglesia.
Cabe señalar que el 44,9 por ciento de la población aquí se identifica como católica, el 31,8 por ciento como protestante evangélica y el 18 por ciento no tienen afiliación religiosa, por lo que la opinión del jerarca católico pesa.
Por otra parte y con vinculación con el tema electoral, esta semana se cumplieron seis meses de aplicación continua del régimen de excepción, medida desplegada en marzo para combatir a las pandillas o maras, algo que hoy, al aumentar la seguridad en el país, se observa como uno de los grandes logros de esta administración.
Esa medida, desde un comienzo con buenos resultados, se mantiene entre altos índices de popularidad y críticas, no obstante, las encuestas reflejan, y se puede apreciar en las calles, que lo establecido goza de aprobación popular debido a la reducción en las cifras de homicidios.
En términos generales, la aprobación del gobierno marca una tendencia ascendente, pues muchos ciudadanos ven con buenos ojos las medidas de protección, ya que perciben una disminución de la inseguridad en el territorio.
Por otra parte, se mantiene latente en el país el problema de la deuda pública tras un reciente proceso de compra de bonos realizada por el gobierno que, según expertos, complicará aún más en términos de futuro la posibilidad d que la nación reciba créditos.
Aunque las medidas, dan un respiro a los compromisos financieros del país, no implican que su situación fiscal no continué afectada, sobre todo por la falta de un acuerdo con el Fondo Monetario Internacional (FMI), cuyas negociaciones transcurren sin resultados visibles.
Este proceso de compra de los bonos de la deuda equivale que el país sale de un problema para entrar en otro, o sea es comprar una deuda y contraer otra, según opinó el economista Cesar Villalona.
Al término de la semana, el ministro de Hacienda, Alejandro Zelaya, presentó a la Asamblea Nacional el presupuesto del año próximo ascendente a ocho mil 902 millones de dólares, el cual deberá incluir recortes de gastos que afectarán programas sociales y obras de infraestructuras anunciadas por la casa presidencial.
No obstante las críticas sobre recortes de fondos sociales, Zelaya dijo que el plano tiene una alta inversión en educación, salud y seguridad pública.
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