Miles de simpatizantes acompañaron al candidato presidencial del Partido de los Trabajadores (PT), quien subido a una camioneta recorrió unos dos kilómetros de calles de la región con música y banderas, y gritos de «Brasil, urgente, ¡Lula presidente!».
Como la legislación electoral prohíbe mítines y eventos con sonido desde la noche el 29 de septiembre, el exdirigente social protagonizó las marchas silenciosas. Ayer, fue a las ciudades de Salvador (estado de Bahía, nordeste) y Fortaleza (Ceará, nordeste), en cortejos similares.
En la camioneta estuvo además el candidato a vice en la fórmula de Lula, el exgobernador Geraldo Alckmin, el postulante al gobierno paulista Fernando Haddad y Márcio França, este último concurre al Senado, y la esposa del líder petista, Rosângela Silva (Janja), así como otros aliados políticos.
Haddad participó en horas tempranas en una conferencia de prensa con medios extranjeros en el comité de campaña en Bela Vista, región central de la capital paulista, y pidió a los partidarios que no se involucren en discusiones.
«No acepte provocación, no responda. Si está en un ambiente con una persona predicando la violencia política, deje el recinto, vaya a su casa. Si tiene algún riesgo para su integridad física, no se involucre en la discusión», recomendó.
El paseo marcó el fin de la campaña electiva hacia la primera vuelta, con la oportunidad de finiquitar mañana la consulta, en la cual se presentará como principal adversario el mandatario de tendencia ultraderechista Jair Bolsonaro, quien ambiciona reelegirse.
Confiando en la victoria, el PT presentó una solicitud y fue autorizado por el Tribunal de Justicia de Sao Paulo para utilizar mañana la Avenida Paulista, en caso de que Lula sea elegido.
El expresidente, quien lideró a lo largo de los meses las encuestas de opinión y tiene el 50 por ciento de los votos válidos, según el Instituto Datafolha, debe comparecer solo en caso de triunfo en las urnas y discursar para el público presente.
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