El instituto consideró como histórica la entrega de semillas de trigo y cebada para la Bóveda Global de Semillas de Svalbard, ubicada en Noruega.
Se trata de tener una copia de seguridad de variedades de interés productivo y humanitario en un ambiente que, por sus características naturales, brinda las mejores condiciones de conservación por más de 50 años, dijo la institución al diario El Observador.
El INIA es una de las entidades uruguayas que cuenta con bancos de germoplasma, es decir, “bibliotecas” que almacenan miles de semillas de plantas de interés productivo para el país.
La bóveda del fin del mundo está en una isla en el océano Ártico y preserva la diversidad de semillas de cultivos del planeta. Es fruto del Tratado Internacional sobre los Recursos Fitogenéticos para la Alimentación y la Agricultura, que crea un sistema mundial de la ONU para la conservación de la diversidad y acceso a material genético vegetal.
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