Tras las consultas germano-holandesas en esta capital, el ministro alemán de Economía y Clima, Robert Habeck, y el titular holandés de Energía, Rob Jetten, subrayaron la importancia de no posponer inversiones necesarias de cara al futuro del medio ambiente.
En una declaración conjunta, reconocieron que la guerra en Ucrania y la consiguiente crisis energética colocaron una gran presión sobre el sistema energético europeo, por lo que «combinar la seguridad energética, la asequibilidad y la sostenibilidad es una de las tareas más urgentes de nuestro tiempo».
En función de ello, alertaron que es necesario, a corto plazo, tomar las medidas correctas para garantizar la seguridad del suministro y el apoyo a hogares y empresas.
Pero también, incluso en tiempos de crisis, «tenemos que reunir fuerzas para mirar hacia el futuro y realizar las inversiones necesarias en tecnologías verdes, reducir nuestra dependencia energética y lograr la neutralidad climática», insistieron.
Desde su perspectiva, una «política climática inteligente» permite disminuir la dependencia de las importaciones fósiles rusas, pero al mismo tiempo protege del «desastre que supondría una crisis climática sin control».
Holanda y Alemania son socios en este camino y colaborarán de manera estrecha para impulsar las inversiones en la expansión de las energías renovables y en las tecnologías del hidrógeno, agregaron.
Sobre las nuevas tecnologías y el hidrógeno verde, Habeck señaló que hay que trabajar conjuntamente para impulsar la expansión de la infraestructura de hidrógeno y, al mismo tiempo, acelerar de forma significativa el crecimiento de la economía del hidrógeno.
Por otra parte, vale la pena mirar hacia la energía eólica marina, pues es «una de las claves de la economía de neutralidad climática como fuente de energía fiable y fuerte», añadió.
Jetten, por su parte, comentó que Alemania y Holanda «reconocen la oportunidad histórica de acelerar el suministro de energía renovable en alta mar» y agregó que con Dinamarca y Bélgica, presentaron ya planes para abastecer a más de 200 millones de hogares europeos con energía verde.
El llamado contradice las acciones llevadas a cabo por varios países europeos que reactivaron plantas de carbón como alternativa a los suministros energéticos rusos, una decisión que retrasó la reducción de emisiones de dióxido de carbono y atenta contra el medio ambiente.
De hecho, la propia Alemania anunció la reapertura de las plantas de carbón con una inversión estimada de 15 mil millones de euros y un proyecto de ley que proporciona bases legales para ello.
“Tenemos que ser sinceros, esto implica, durante un periodo de transición, más centrales carboneras. Es amargo, pero es indispensable”, reconoció Habeck en aquel momento.
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