El holandés Jacobus Henricus van’t Hoff encabeza la lista de laureados en esa disciplina el primer año del siglo XX por su descubrimiento de las leyes de la dinámica química y de la presión osmótica en soluciones.
América Latina está presente en estos premios desde 1970 con el biólogo argentino de ascendencia francesa Luis Federico Leloir, descubridor de los nucleótidos del azúcar y su función en la biosíntesis de carbohidratos.
Otro latinoamericano, el mexicano Mario Molina fue galardonado en 1995 junto al norteamericano Frank Sherwood Rowland y el holandés Paul J. Crutzen, por sus aportes a la química de la atmósfera, de manera especial sobre la formación y descomposición del ozono.
En química una misma personalidad científica conquistó el lauro dos veces: el británico Frederick Sanger en 1958 por su trabajo sobre la estructura de las proteínas, sobre todo de la insulina.
Acompañado de sus colegas estadounidenses Paul Berg y Walter Gilbert mereció el premio 20 años más tarde por su investigación sobre la bioquímica de los ácidos nucleicos y por su cuidadoso estudio del ácido desoxirribonucleico (ADN) híbrido.
En 2021 un equipo integrado por el alemán Benjamin List y su colega británico-estadounidense David MacMillan fue laureado por el desarrollo de la organocatálisis asimétrica.
Como es habitual en cada primera semana de octubre fue otorgado la víspera el Nobel de Física, esta vez al francés Alain Aspect, el estadounidense John F. Clauser y el austríaco Anton Zeilinger por sus aportes al campo de la información cuántica.
El lunes último el Instituto Karolinska anunció el Nobel de Medicina y Fisiología, concedido al científico sueco Svante Pääbo por sus descubrimientos sobre los genomas de los homininos extintos y la evolución humana.
Instituido en 1901 en homenaje al científico sueco Alfred Nobel, descubridor de la dinamita, distingue a personalidades de las ciencias exactas, fisiología y medicina, así como en literatura, política, psicología y sociología.
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