Una reunión del gabinete israelí determinará la dirección decisiva sobre la conclusión del acuerdo o de lo contrario volverá al cuadro de tensión que amenaza la estabilidad de la región desde junio pasado, alertaron analistas.
La nación de los cedros al entregar su respuesta a la oferta del mediador estadounidense Amos Hochstein renovó la adhesión a todos sus derechos marítimos y la negativa absoluta a pagar compensación al enemigo israelí.
De acuerdo con la publicación local Al-Akhbar, las enmiendas hechas por la posición unificada libanesa enfatizaron la legalidad sobre las fronteras internacionales, la línea 23 y el campo de gas de Qana.
Al mismo tiempo, las máximas autoridades del Estado, Gobierno y el Parlamento, junto al Comité Técnico rechazaron cualquier sanción internacional con respecto a las empresas que operarán en los bloques y modificaron en el borrador el compromiso estadounidense de facilitar los trabajos de las compañías tras el pacto de delimitación.
Líbano expresó su oposición a reunirse en una misma sala con la delegación israelí y aguarda la respuesta final de Tel Aviv a sus solicitudes y el anuncio de entendimiento por la parte negociadora estadounidense.
En la orilla contraria, el exprimer ministro Benjamin Netanyahu continuó su feroz ataque al gobierno de Yair Lapid con acusaciones sobre el peligro que representa una solución de la disputa para la seguridad de Israel y el retroceso ante las amenazas de Hassan Nasrallah, líder de Hizbulah.
La renuncia del jefe del equipo de negociaciones indirectas con Líbano Udi Adiri engrosa la lista de obstáculos en el camino hacia la aprobación del acuerdo, mientras, encuestas de opinión señalan que el 42 por ciento de los israelíes respaldan el documento de demarcación, reflejó el canal Al Manar.
El propio medio divulgó informes de medios israelíes que citaron a una fuente cercana a las negociaciones que aseguró que el acuerdo sienta un precedente peligroso y pudiera abrir el “apetito” de Chipre y Egipto para endurecer sus demandas de petróleo pendientes con la entidad sionista.
En este sentido, el profesor de Ciencias Políticas en la Universidad de El Cairo Hassan Nafa subrayó que el texto del mediador estadounidense en poder de los gobiernos de Israel y Líbano, constituye un logro debido a la decisión de la Resistencia islámica de poner sus fortalezas y capacidades militares al servicio del Estado.
Nafa puntualizó en un artículo para la web del canal panárabe Al Mayadeen que Líbano reclama el control total, no sólo de toda el área marítima trazada por la línea 23, que Tel Aviv se empeñaba en rechazar antes, sino sobre el campo de Qana.
El vicepresidente del Parlamento, Elias Bou Saab aseguró a la propia red informativa que la nación ganó más que la otra parte en su reconocimiento del proyecto de acuerdo de demarcación, al tiempo que resaltó la imposición en las negociaciones del factor fuerza de la ecuación Ejército, pueblo y Resistencia.
Por su parte, el secretario general de la Resistencia islámica libanesa, Hassan Nasrallah, recalcó que, si el expediente de la disputa con Israel alcanza el resultado requerido y bueno para el país, “será producto de la unidad, la cooperación y la solidaridad nacional”.
A inicios de junio último, la presencia de la plataforma Energean Power al servicio de Israel en la frontera sur de Líbano avivó la disputa marítima con Tel Aviv, en pausa desde mayo de 2021 tras cinco rondas de negociaciones.
Para la mayoría de los libaneses, la posibilidad de invertir y explotar en su riqueza de gas y petróleo aliviaría el impacto de la crisis económica y financiera.
mem/yma
