La página oficial del Partido de los Trabajadores (PT) señala que Lula intercambió opiniones con ese grupo de líderes de diferentes campos políticos, pero todos abrazados a la bandera de la democracia y reunificación nacional.
«Con fuerza de voluntad y la ayuda de ustedes, vamos a ganar las elecciones y recuperar este país», afirmó el candidato presidencial del PT después de resaltar la importancia histórica del encuentro.
Recordó que el país está fuera de control porque el actual ocupante del Palacio del Planalto (sede del Poder Ejecutivo), sin mencionar a Jair Bolsonaro, se niega a hablar con gobernadores y alcaldes.
El extornero mecánico se comprometió a hacer, en caso de ser elegido, una reunión con todos los gobernadores, independientemente del partido al que pertenezcan, para pensar juntos un programa de reanudación del crecimiento económico.
«Cuando usted se convierte en presidente, usted no gana un mandato de dueño de Brasil. Usted gana, de hecho, casi que el papel de síndico. Tiene que administrar no sus intereses, sino los intereses de la sociedad», advirtió.
Lula agradeció el apoyo y pidió el empeño de todos para que busquen más votos en sus estados para ganar nuevamente en las urnas. «Todo el mundo ya hizo jugo de naranja aquí. Exprimiendo, siempre sale un poco más», bromeó.
Mostró disposición a volver a los actos de campaña: «Me gusta el mitin, me gusta la marcha, me gusta la caravana. Honestamente, creo que la campaña se gana mirando a los ojos de la gente. Tenemos que sentir el latido del corazón de la gente», subrayó.
Según el senador Randolfe Rodrigues, quien coordinó la cita, el objetivo era agradecer a quienes trabajaron al lado de Lula y su vice en la fórmula electoral, el exgobernador Gerardo Alckmin, en la primera vuelta y dar la bienvenida a los que se unieron ahora a la coalición Brasil de la Esperanza.
Al final de la primera ronda del sufragio el 2 de octubre, Lula alcanzó un 48,43 por ciento de la preferencia del electorado (57 millones 258 mil 115 votos), seguido por Bolsonaro, quien recibió 43,20 por ciento (51 millones 72 mil 345).
Ninguno de los aspirantes al poder logró en ese primer pleito la mayoría absoluta de votos, es decir, más de la mitad de válidos (excluidos blancos y nulos), como establece la legislación brasileña para ser electo.
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