De acuerdo con Ariki Tepano, director de la comunidad indígena Ma’u Henua encargada de administrar el Parque Nacional, las consecuencias del fuego van más allá de lo que se puede apreciar a simple vista.
El sitio fue declarado Patrimonio de la Humanidad en 1995 por la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (Unesco) y desde entonces se creó un programa destinado a su preservación y restauración.
Responsables del parque informaron que ya se contactó con esa entidad para tratar de reparar en lo posible la intensidad de los daños.
El fuego también destruyó decenas de hectáreas en el cráter del volcán Rano Raraku, donde están las canteras de piedra utilizadas por comunidades indígenas ancestrales para construir los moais.
De las 900 estatuas que pueblan Rapa Nui, el 20 por ciento son irrecuperables por el grado de calcinación sufrido, declaró el alcalde de la isla, Pedro Edmunds Paoa.
Además de las enigmáticas esculturas, la Unesco señala que allí existen más de 300 plataformas ceremoniales y estructuras relacionadas con la agricultura, los ritos funerarios y la vivienda.
La zona insular está ubicada en el Océano Pacífico, a unos tres mil 500 kilómetros del suelo continental suramericano.
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